
Cuando era un niño las películas del viejo cine Texas eran su pasión. En Iguazú, a finales de 1970 todos los fines de semana, sin excepción, Maximiliano se sentaba a ver aquellos largometrajes que siempre llegaban al pueblo con mucho atraso. El ritual incluía, por supuesto en el intervalo; maní con chocolate, que venían en caja de cartón y entre la humedad y el calor, “eran un gran enchastre irreconocible”.
Con el tiempo, en la adolescencia, se fueron sumando intereses como la fotografía y la escritura. Aunque eran épocas con poca información.
Años después, allá por los noventa, “mientras estudiaba otra carrera le dije a un amigo; ‘lo que deseo es hacer películas, ser director de cine. La verdad que allí empezó todo”, recordó Maxi.
Su familia; “cuando conté este proyecto de vida, salvo mi papá, nadie entendía si yo quería trabajar en un cine, ser actor, hacer un cine o lo que fuera, pero por las dudas me decían que no lo hiciera. Por suerte no les hice caso”.
Nació en mayo de 1972 en Puerto Iguazú, “mi lugar en el mundo”, dice a Revista SextoSentido. Y agrega; “es el único lugar en donde me siento en casa. Allí están mis recuerdos, mis sonidos, mis amigos, mis colores, mi identidad”.

En la ciudad de las Cataratas cursó la escuela primaria y secundaria. “Volví mil veces a filmar y regreso cada vez que puedo. Me da un profundo orgullo cada vez que en cualquier lugar me presentan como misionero. No cambiaría por nada del mundo mi infancia allí, la libertad, el barro, el monte, el río y las Cataratas que eran libres como nosotros, en donde nos bañamos y todo el pueblo se juntaba a comer y a pasar el día. Eran otras épocas”.
Su camino profesional inició a los 18 años cuando se mudó a Rosario para estudiar en la Escuela de Cine. Luego recibió una beca de la Escuela del Instituto Nacional de Cine en Buenos Aires (E.N.E.R.C).
“El cine sólo me ha dado grandes satisfacciones, fue un camino difícil, pero he sido un afortunado de poder vivir de lo que amo, me ha hecho conocer personas maravillosas y acompañar a mis películas en proyecciones en lugares que sin ellas no hubiera conocido”, relató
A lo que agregó: “desde una sala tomada en el barrio más humilde de Caracas, hasta un Castillo en Alemania o un barco en Ucrania.Aunque lo más importante que me dio el cine, es la posibilidad de expresarme, de comunicarme, de buscar una poética propia, de mostrar mi visión del mundo que me toca vivir”.
Entre sus producciones más destacadas podemos encontrar el largometraje “Lejos de Pekín”, “La Guayaba” que fue seleccionado en los festivales de Mannheim, Suiza, Miami, Uruguay, La Habana, Caracas.

También dirigió el largometraje “La Soledad”, seleccionado en los festivales de la Sudestada, París, Cinesur New York, Viña del Mar, Tucumán.
Además, “Trece Segundos”, historias breves que fue seleccionado en los festivales de La Habana, Kiev, Valdivia, Valladolid, Montevideo, Mar del Plata, entre otras grandes producciones.
También en televisión ha dirigido series como; “Mis noches sin ti”, “Las palomas y las bombas” y “La riña”, esta última nominada a los Martín Fierro Federales, como mejor serie. Y nominada a los premios Nuevas Miradas en la televisión (mejor Director, mejor Fotografía y Arte). Entre otras producciones.
En cuanto a sus proyectos nos contó: “Me gusta trabajar varios proyectos al mismo tiempo, por suerte tengo permanentemente ideas de diferentes historias que me gustaría contar.
Actualmente estoy trabajando en lo que creo serán los dos próximos que rodaré, uno es una película de ficción que transcurre durante un gran temporal de nieve en la Patagonia y el otro es un documental sobre el Hotel Liberty, ícono político en los ‘70, narrando la historia de los presidentes Joao Goulart (Brasil), Juan José Torres (Bolivia) y el senador uruguayo Zelmar Michellini, todos habitués de reuniones en el hotel y fallecidos en Argentina en el 76”.
