Entre los misioneros que se convierten en observadores de los privilegios de los “avivados”, abundan las preguntas y cuestionamientos al Gobierno.
Negacionistas de la pandemia existen y actúan en consecuencia. En las sociedades organizadas, sin embargo, se dictan normas de convivencia que toman mayor envergadura cuando se puede poner en riesgo la salud de la población en general.
En Misiones, como en el país, se declaró la emergencia sanitaria y epidemiológica ante el COVID-19. Desde entonces, nada fue igual.
Tampoco para disfrutar del espacio natural que brinda la Isla del Medio. El 23 de septiembre, en la flexibilización de las medidas, los ministros
Oscar Alarcón (Salud) y Marcelo Pérez (Gobierno) dictaron las resoluciones 645 y 2.626 (un registro por cada Ministerio) en las que se aprobó el protocolo para ir y permanecer en la isla.
En el mencionado protocolo, comunicado a la Asociación de Amigos de la Isla del Medio, se le hizo saber que “para desembarcar en la isla es obligatorio el uso de barbijo/cubreboca. Tener abordo elementos de desinfección (alcohol en gel, jabón líquido etc). Se deberá dejar una distancia mínima de 3 metros entre embarcaciones en todo el perímetro de la isla. El uso de quinchos, parrillas, aprovechando la infraestructura natural de la isla (tiene 4 parrillas, cada una fija en un punto distinto de la misma) estará habilitada sólo para los tripulantes de cada embarcación (3). No se podrá hacer reuniones de más de 3 personas, que es lo que establece el protocolo para la navagación. Respetando el distanciamiento social preventivo”.
El viernes pasado, el protocolo se “hundió” en el Paraná porque nadie lo hizo respetar pensando en el cuidado de los demás misioneros. Las fuentes de Prefectura consultadas por este Diario aseguraron que ese protocolo es casi inaplicable y que, al momento de dictarse, no fueron consultados.