La idea de construir un canal que conectase el mar Rojo con el Mediterráneo no es nueva en absoluto. Ya durante la época del Egipto faraónico se buscó la manera de realizar una obra similar conocida como el canal de los Faraones.
Alrededor del año 2000 a.C., bajo el reinado del rey Sesostris, comenzaron las obras para construir un canal que conectase el Mar Rojo con el Delta del Nilo, pero las dificultades encontradas para finalizar la construcción, sumadas al temor de que el delta se contaminase con agua salada del mar Rojo, llevó a detener las obras. Bajo el Gobierno de Ramsés II, 800 años más tarde, también se intentó construir un canal similar, pero ciertos errores de cálculo condujeron al fracaso del proyecto.
Representación del canal de los Faraones en el delta del Nilo.
Los primeros intentos modernos para construir un canal llegaron a finales del 1700, cuando Napoleón Bonaparte llevó a cabo una expedición a Egipto. El militar y gobernante francés pensó que la construcción de un canal controlado por Francia en el Istmo de Suez podría causar daños importantes en el comercio a los británicos, ya que tendrían que pagar cuotas a Francia por la utilización del canal, o bien rodear toda África para poder dirigirse hacia Asia, lo que suponía un gasto económico y de tiempo para el Imperio Británico muy cuantioso.
El Canal de Suez es una vía artificial de navegación que une el mar Mediterráneo con el mar Rojo a través de la península del Sinaí en territorio egipcio. Esto hizo posible permitir un tránsito marítimo directo entre Europa y Asia, eliminando la necesidad de rodear toda África como venía siendo habitual hasta entonces, lo que impulsó un gran crecimiento en el comercio entre los dos continentes. Cuenta con 163 kilómetros de largo por 300 metros de ancho, se inicia en el Mar Mediterráneo -desde el Punto Said hacia Ismailia en Egipto- y termina en el Golfo de Suez, participaron en su proyecto y construcción profesionales y obreros de diversos países, se constituyó en una de las obras de ingeniería más grande del mundo. Casi inmediatamente después de su apertura, el Canal de Suez tuvo un impacto significativo sobre el comercio mundial, permitiendo unir dos mundos, Oriente y Occidente, trasladando mercancías, productos, materiales y pasajeros alrededor del mundo en un tiempo récord.
Esta obra sigue siendo un símbolo de las posibilidades de la industria de la construcción y de la capacidad y el esfuerzo de los trabajadores puestas al servicio de la humanidad.
En este año la situación excepcional generada por el COVID -19 alteró completamente nuestros hábitos con el fin de frenar la propagación del virus, reduciendo o paralizando prácticamente la actividad, ya golpeada y precarizada en todos los ámbitos, obreros, técnicos e ingenieros, hemos tenido que enfrentar el desafío de continuar con una actividad esencial para el desarrollo de la Construcción, reinventando una actividad a pesar de la complejidad del entorno actual.
El CPIM sigue siendo protagonista de este proceso, continuando el acompañamiento a los profesionales con nuevas tecnologías y apuesta a una transformación digital, capacitando, vinculando y transfiriendo conocimientos para superar esta situación y los retos futuros.
Saludamos afectuosamente a todos los Constructores y alentamos a que por sobre las dificultades continúen desarrollando esta actividad esencial para el crecimiento de la región.
El canal bajo el conocido como puente de la Paz.
Canal de Suez puente