
Ramiro Sebastián Lorenzo (34) y Marcela Yanina Velázquez (35) fundaron tres merenderos en la localidad de Dos de Mayo. Él es chef especialista en Cocina Internacional y Regional y, ella, ama de casa. A ambos le apasiona la política y el trabajo social. Desde hace varios años el matrimonio realiza tareas de asistencia social en los barrios más humildes de su ciudad. Hace poco más de un año pudieron poner en funcionamiento los tres merenderos donde dan de comer a 180 chicos, personas discapacitadas y ancianos. Su próximo paso es transformar los merenderos en autosustentables. Tienen una radio FM y un local de compra y venta de artículos usados.
Cumplir un sueño puede ser fácil o muy difícil. Hacer realidad un sueño de hacer un merendero y mantenerlo en el tiempo, más que sueño, es un desafío. Pero hacer tres merenderos y dar de comer a 180 chicos sobrepasa cualquier sueño o desafío. La familia Lorenzo-Velázquez pudo hacer posible una utopía, hacer un comedor para los chicos más humildes. “Uno de nuestros mayores anhelos era poder ayudar a la sociedad con un comedor o merendero y a atender a los chicos más humildes. También poder darle apoyo en muchos aspectos de su vida”, dijo Marcela.
Y a ese sueño o desafío lo pudieron cumplir y con creces. Hace poco más de un año pusieron en marcha tres merenderos que están situados, uno en el barrio Hospital y dos en el Cooperativa. Allí se congregan niños, discapacitados y ancianos, para recibir diariamente la merienda o cena. Los conocimientos culinarios de Ramiro le permiten hacer comidas de alta calidad nutritiva y aprovechar al máximo las mercaderías que reciben de entidades del estado, de la colaboración de los vecinos y comerciantes de su ciudad. Trabajó en el restaurante de la extinta cantante Ramona Galarza, sobre la avenida Costanera de la capital correntina, en el Club de Regatas de la misma ciudad y otros restaurantes de esa provincia. También es barman y cafetero profesional. Un día resolvió volver a su ciudad, pero en Dos de Mayo nunca se dedicó a la gastronomía. Brindó capacitaciones a unas 400 personas, en forma gratuita, en cocina regional. Y mucha de esa gente pudo trabajar en restoranes de la zona y otros utilizaron esos saberes para su propia cocina hogareña.

Decidió poner en práctica sus conocimientos culinarios para los tres merenderos que formó con su esposa. “Todos los conocimientos profesionales que tengo lo ponemos en las comidas que elaboramos para los chicos de los tres comedores. Tratamos de hacer comidas variadas para no repetir los menús. Hacemos hamburguesas, lasaña, albóndigas, ñoquis y todas las comidas que podemos hacer a gran escala. Le damos la oportunidad a un chico humilde comer un plato de comida de la alta cocina y no sólo guisos. Eso es lo que hacemos todos los días con mi familia y los tres cocineros que formamos este equipo de trabajo”, manifestó Ramiro Lorenzo.
Marcela Velázquez es ama de casa, pero tiene una pasión, la política y la ayuda social. “A la política la viví desde chiquita porque mi papá siempre estuvo trabajando en la política y la asistencia social. Uno de mis mayores anhelos fue siempre la de poder ayudar a los chicos con un comedor o merendero y a atender en todos los aspectos a los chicos. Hay niños que viven situaciones muy crudas en sus hogares. Y a ellos le damos atención especial. Pero desde hace tiempo venimos trabajando en la caridad. Venimos haciendo campaña de ropas de temporada. La gente nos acerca indumentaria y nosotros la llevamos a los barrios más carenciados y lo repartimos entre los más humildes”, contó.
Hace más de un año que funcionan, y ahora la apuesta del matrimonio es hacer autosustentables esos comedores. Al detallar el proyecto Ramiro dijo que “lo fundamental es que estos comedores se vuelvan autosustentables. Tuvimos el aporte del Ministerio de Asuntos Agrarios y pudimos trabajar en la construcción de una huerta en cada merendero. Ahora estamos comenzando la cría de pollos camperos. Comenzamos con una prueba piloto de 150 aves de corral de las que queremos sacar huevos y carne para los comedores. El cuidado de las huertas y del gallinero está a cargo del referente del barrio. En uno de los merenderos hicimos un gallinero de 32 metros cuadrados y pusimos los pollos que nos dio el Ministerio de Agricultura Familiar”, agregó.
El trabajo diario consiste en dar un plato de comida caliente al chico, pero también “vemos qué otras cosas le pasan. Vemos problemáticas de salud como ser en la vista y le llevamos al oculista y conseguimos los lentes. Hay chicos que vienen con heridas en el cuerpo y tratamos de que vengan profesionales de la salud a ver qué tienen y evaluar si tienen que darle un tratamiento. Estamos atentos a cambios que pueden tener los chicos que pueden ser producidos por violencia doméstica. Nos interiorizamos de cómo van llevando a la educación en este tiempo de cuarentena. No sólo le damos un plato de comida también vemos cómo vienen y qué otra cosa necesitan. De eso se trata este trabajo”, enumeró Ramiro.

Trabajan en tres barrios aunque saben que existen más asentamientos que tienen chicos con necesidades, “pero no podemos llegar a todos. Nos gustaría poder ayudar a todos los niños que no están pasando un buen momento económico. Cada día nos aparecen caras nuevas. Nosotros no podemos estar en todos lados. No nos alcanza la mercadería. Seguimos mandando notas por todos lados para conseguir más víveres. Inventamos cosas nuevas como la huerta y los pollos para ver si hacemos rendir más la mercadería que recibimos y así ver si podemos llegar a más chicos”, contó Marcela.
El matrimonio tiene una radio de frecuencia modulada que es la herramienta mediante la que pueden difundir su trabajo y pedir ayuda. Además, tienen un negocio de compra y venta de artículos usados que le permite tener ingresos. “A través de FM Acción -103.1- difundimos nuestro trabajo. También tenemos un comercio de compra y venta de artículos usados que nos permite tener ingresos. Tenemos cuatro hijos que también nos acompañan en esta tarea social”, recordó.

Plato nutritivo
“Armo un menú para los tres merenderos con las mercaderías que tenemos. Lo que tratamos es que los tres tengan el mismo menú toda la semana. Mi profesión permite manejarme y hacer una buena comida con lo que tenemos ese día. La idea es servirle un plato nutritivo y de la alta cocina para que puedan probar comidas distintas a las que comen habitualmente en sus casas. Con mi esposa tratamos de estar todos los días en uno de los comedores y darle una mano a los tres cocineros que colaboran. Rotamos entre los tres salones para tener contacto con los niños. A los cocineros les doy capacitación de cocina para que sepan hacer más sabrosos los platos para los chicos”, dijo Ramiro.