
“No recuerdo a esa alumna”, dijo ayer el cura Raúl Anatolly Sidders al sentarse frente al fiscal platense Alvaro Garganta que ordenó su detención e indagatoria bajo sospecha de ser autor de los delitos de “abuso sexual gravemente ultrajante y agravado por víctima menor de edad y por su condición de tutor o guarda y corrupción de menores agravada” por la misma condición, haber sido autoridad religiosa y educativa en el colegio San Vicente de Paul de La Plata.
Tras casi 24 horas prófugo de la Justicia, el religioso que cumplía labores en el Obispado de Puerto Iguazú, se presentó espontáneamente en la Fiscalía 11 a cargo de Garganta y negó todas las acusaciones en su contra en una extensa declaración, poco más de horas.
Finalizada la audiencia, fue enviado de inmediato a ser revisado por médicos legistas y derivado a una celda de la Delegación Departamental de Investigaciones de La Plata, donde permanecerá hasta que se le designe un sitio de detención a un pabellón carcelario.
Cabe remarcar que su defensa, encabezada por el abogado Ariel Dorr, solicitó su excarcelación mediada su presunto estado de salud. Alega padecer complicaciones coronarias. No obstante tampoco por edad, tendría 60 años, puede ser beneficiado como perteneciente al grupo de riesgo comprendido en la pandemia mundial de COVID-19.
La detención del sacerdote se concretó finalmente cuando las alertas por su paradero comenzaban a encenderse, principalmente en la zona fronteriza, ya que Sidders tenía como residencia un vivienda del Obispado de Puerto Iguazú, donde desembarcó en mayo de este año con la asunción del nuevo obispo Nicolás Baisi.
Cuando la denuncia de “Rocío” (27), una exalumna de Sidders y presuntamente abusada entre 2004 y 2007 en el colegio platense nombrado, se transformó en noticia en Misiones a través de PRIMERA EDICIÓN, el sacerdote fue retirado de actividades religiosas que impliquen contacto con menores de edad, sin aclararse tampoco si seguiría en la capellanía de Gendarmería Nacional en Puerto Iguazú.
Las versiones lo ubicaron en Comandante Andresito, localidad del norte misionero y dentro de la jurisdicción del obispo Baisi. No se descarta que desde que se conoció el pedido de detención del fiscal Garganta, el viernes pasado y hasta la ratificación de la medida el lunes por el juez de Garantías de La Plata, Carlos Agustín Crispo, Sidders permaneció en Andresito hasta el mediodía de ayer que sorpresivamente pisó la Fiscalía en la capital bonaerense, casi un días después que su domicilio (aportado a la Justicia) en la localidad de Bella Vista (Buenos Aires) fuera allanado sin que se lo encontrara.
La denuncia contra Sidders fue radicada en septiembre, cuando la víctima amplió sus declaraciones brindando detalles del acoso y los abusos que sufrió entre sus 11 y 14 años, cuando asistía al colegio San Vicente de Paul de La Plata, donde Sidders era capellán. Se investiga que el sacerdote se valía de las instancias de confesión para incitarla a tener relaciones sexuales y la sometió a contacto físico.
Vale recordar que desde el Obispado de Puerto Iguazú cuando la denuncia y las manifestaciones de apoyo a “Rocío”, tomaron trascendencia nacional, se calificó la acusación como correspondientes a versiones similares a las “fakes news”, noticias falsas malintencionadas, habitualmente surgidas de las redes sociales.
Este Diario tuvo acceso a parte de la denuncia de la joven “Rocío”, entre uno de los párrafos ratificados ante la Justicia, sostuvo: “Me confesaba con el padre Sidders en la escuela, me empezó a preguntar si había visto alguna vez a mis papás tener relaciones sexuales, si había visto a mi papá desnudo, si sabía lo que era un pene”.
“A los 12, cuando estaba en sexto grado, esta situación empeoró. Me empezó a acosar peor durante las confesiones, me preguntaba si sabía masturbarme y yo le decía que no. Entonces me explicó con sus dedos cómo tenía que hacer. Me sugirió que lo hiciera pensando en él y que en la próxima confesión le contara cómo me había sentido (..) También me propuso que tuviera relaciones sexuales con un compañero y que le iba a enseñar como hacerlo”.