
El gobernador Oscar Herrera Ahuad instruyó al Ministerio de Salud Pública a elaborar un protocolo sanitario para el acompañamiento durante la internación, en sus últimos días de vida, de los pacientes con diagnóstico confirmado de COVID-19 o de cualquier otra enfermedad o padecimiento, de conformidad con lo previsto al artículo 26 del Decreto Nacional 956/20.
Algunos hospitales de Misiones, como el de Fátima, referente en materia de COVID en la provincia, ya comenzaron con protocolos propios para posibilitar que los pacientes internados con COVID-19 vean a un familiar.
Por regla general, hasta ahora sólo se permitía el acompañamiento de pacientes en situaciones especiales como mujeres en trabajo de parto, menores de edad, personas con problemas mentales o discapacidad.
Quiénes podrán acompañar
Aunque Misiones aún no presentó su protocolo, la Nación hizo recomendaciones generales a tener en cuenta: en primer lugar, que el acompañante tenga entre 18 y 60 años, goce de buena salud en general, no esté embarazada y no tenga factores de riesgo. En todos los casos, deberá firmar un consentimiento informado, donde se aclare el riesgo potencial.
Además, cada hospital o sanatorio, dependiendo de sus posibilidades, armará un equipo especial para estas situaciones. El equipo debería incluir médicos, enfermeros, profesional de la salud mental y profesional social. Habrá un interlocutor del equipo que se comunicará con las familias, también habrá un acompañamiento presencial de las visitas para la colocación supervisada de colocación y retiro del equipo de protección personal adecuado.
Los acompañantes serán informados sobre los procedimientos permitidos y desaconsejados, deberán maximizar medidas de higiene personal y respiratoria y no compartir utensilios, alimentos, bebidas.
Además, en caso de una falla en las medidas de cuidado, los acompañantes deberán aislarse por 14 días porque se los considera “contactos estrechos”.
La soledad de los pacientes
El diagnóstico de COVID-19 trae aparejado el aislamiento por un mínimo de dos semanas. Pero, si el cuadro de ese paciente se complica y se ve obligado a internarse no sólo estará alejado de sus seres queridos sino también lejos de sus cosas y su hogar.
En el mejor de los casos, si está en sala de clínica, verá al menos dos o tres veces al día profesionales de la salud en sus trajes de seguridad, casi vestidos como astronautas, que vendrán a controlar su evolución. Los días pasan lentos cuando se está en soledad y el estado de ánimo cae estrepitosamente, según coinciden médicos y los mismos pacientes que pasaron por el proceso.
Hasta ahora, además, los pacientes que no mejoraban del COVID-19 sabían que podían morirse sin siquiera poder despedirse de sus seres queridos. Si bien es cierto que algunos de los que fallecen están con respirador mecánico y por ende en coma farmacológico, no todos están en coma inducido. Ahora, estos podrán ver al menos a un familiar.