“La respiración es la interacción entre nuestro ser interior y la atmósfera circundante”, nos dice la psicóloga e investigadora Gunnel Minett, agregando que “para nuestro bienestar físico y psicológico, es esencial que nuestra respiración sea óptima”, porque “la manera en que respiramos es de gran importancia para el estado de nuestros órganos internos, que dependen del oxígeno de la sangre.
Sin embargo, la respiración también afecta nuestros aspectos mental y espiritual”, por lo que “se requieren métodos que restablezcan la armonía natural entre cuerpo, mente y espíritu”. Con ese propósito, en las últimas décadas del siglo XX “fueron introducidas las técnicas de relajación y meditación” en su mayoría provenientes de las tradiciones orientales.
Ya lo decía Mataji Indra Devi en la lección anterior: “la mayoría de las personas no sabe gran cosa de los efectos de la respiración sobre nuestro organismo y sobre nuestra mente, y todavía es mucho menos lo que conocemos respecto al papel que desempeña en la evolución del espíritu que late dentro de nosotros”.
Por eso en la lección de hoy nos recordaba que desde hace varios milenios los yoguis vienen siendo conscientes del formidable poder de la respiración, motivo por el cual llegaron a aplicar exitosamente “una técnica insuperable para utilizar dicho poder en beneficio de las personas.
La respiración profunda tal como ellos la enseñan puede obrar prodigios en los organismos fatigados, enfermizos y envejecidos, así como en las mentes inquietas, tensas y temerosas”.
Mataji también hacía referencia a las investigaciones del Dr. Philip Rice sobre recuperación de la salud mental y física con una sana respiración profunda, sobre todo en “niños problema”.
Y advertía que “no se trata de sólo levantar la parte superior del pecho”, como vemos frecuentemente, además de que la mayoría de las personas suelen respirar superficialmente porque “corrientemente no utilizan sino la tercera parte de la capacidad pulmonar y rara o ninguna vez ponen en juego el resto”.
Entonces se preguntaba la maestra: “¿Cómo puede esperarse que así piensen, trabajen, creen y vivan al máximo de su capacidad? Por mejor alimentadas que estén, los procesos de la nutrición también requieren oxígeno para el debido intercambio molecular entre los elementos nutritivos y los tejidos”. La clave es respirar bien, como veremos en la próxima lección. Namasté.