En medio de la vorágine de datos alarmantes, regulares y algo bueno que tuvo la semana, hubo uno que pasó desapercibido y responde a la eterna premisa que advierte que nos caímos del mundo. Esa misma premisa que campaña tras campaña emplea quien esté en la oposición para hacer notar que bajo el gobierno que nos toque no somos apreciados en el concierto de naciones.
En verdad, hace rato que Argentina está fuera de la órbita internacional, producto de pésimos gobiernos que se empecinan en tomar distancia de la agenda de negocios del exterior.
Con todo, llama la atención el lugar que este año ocupa el país teniendo en cuenta que integra el Grupo de las 20 (G-20) economías más industrializadas y emergentes. Argentina volvió a caer posiciones en el ranking global de competitividad, un informe elaborado por el Foro Económico Mundial, que mide 11 variables y que colocaron al país en el puesto 36 sobre 41 naciones.
Así las cosas, el país quedó ubicado entre los peores lugares del listado que determina la preparación que tiene una nación para enfrentar desafíos económicos.
Según el relevamiento, la Argentina obtuvo un puntaje de 41 sobre 100 y con peor desempeño se ubicaron: Turquía (45,2), México (46,9), Grecia (47,2) Hungría (48,1) y Polonia (48,8).
En el otro extremo, se ubicaron: Finlandia con 69,9, Suecia con 68,5, Dinamarca con 66,5, Holanda con 66,3 y China con 65,5.
La tabla difundida por el Foro obedeció a la situación generada por pandemia, por lo que no se trata del listado habitual que divulga cada año.
Entre los factores que se tienen en cuenta para confeccionar el listado se encuentra la posibilidad de “garantizar que las instituciones públicas incorporen principios de gobernanza sólidos y una visión a largo plazo y generen confianza al servir a sus ciudadanos”. Nada de esto se advierte desde hace años en las diversas administraciones que fueron alternando en la Casa Rosada.