La Cámara de Diputados de la Nación buscará hoy convertir en ley la nueva (una más y van) reforma jubilatoria para los que dependen de la ANSeS.
El kirchnerismo con el voto de aliados provinciales podría terminar de instituir la media sanción del Senado que combina en un 50% la recaudación de la ANSeS y en otro 50% la variación salarial, surgida del porcentaje más alto entre el medido por el INDEC y el índice RIPTE que confecciona el Ministerio de Trabajo.
Cada tres o cuatro años en la Argentina se debate una ley de reforma jubilatoria, que va hacia un lado o el otro de los elementos para el cálculo, según el gobierno de turno.
A esta altura, un beneficiario de la ANSeS tal vez no pueda calcular cuál debería ser su ingreso, dados los continuos cambios, para controlar si percibe bien o mal su haber.
Lo que sí saben millones de jubilados y pensionados que cobran el beneficio mínimo nacional, es que ninguna reforma hasta ahora les ha sido beneficiosa para conseguir vivir un poco mejor.
En eso, seguramente, no hay “grieta” ideológica porque manda lo que el bolsillo puede dar cada fin de mes para hacer frente a los compromisos económicos (medicamentos, alimentación, un alquiler, taxis o colectivos y no mucho más que eso).
Gobierno tras gobierno han ajustado la forma de cálculo a los intereses de la gestión, para que los números traten de cerrar aunque sea con fórceps. Pero el constante manoteo al Fondo de
Garantía por el gran déficit fiscal nacional, tiende mayormente a no concretar siquiera ese objetivo.
Los números de los jubilados no cierran. La vida de un jubilado argentino que percibe el haber mínimo no cierra. Sin embargo, para ayudarlos a hacerlo, no hubo hasta el momento ninguna mayoría parlamentaria que trabaje en ese plan.