Llegamos a fin de año, fue fuerte, intenso, de cambios bruscos y pérdidas; nos enfrentamos cara a cara con nuestras ansiedades, miedos e inseguridades, pensaba que creo no ser la única que ha sentido la rareza de este año, la intensidad que hemos vivido y que seguimos viviendo.
Aunque las crisis no nos gusten son para movernos, yo más que nadie quisiera quedarme en ese lugar, segura, donde siento que está todo ordenado, acomodado, equilibrado, pero si no me pasaran sobresaltos no me movería. Me guste o no así es, nadie cambia porque sí, la vida te empuja a ir hacia lugares donde las sombras nos esperan, ¡nuestras propias sombras! Y este 2020 en particular nos hizo encontrarnos con nuestras oscuridades.
Este año nos expuso a ver cómo estábamos interiormente, qué veníamos guardando hace años. Qué relaciones nos decían basta hace rato por su toxicidad y seguíamos tratando de sostener hasta el cansancio. Cuántas máscaras usamos para mantener una imagen que no es la nuestra y que agota nuestra energía.
¿Qué imagen se derrumbó de nuestros ideales?
Esta crisis que estamos pasando nos mostró quiénes son los que están cuando uno necesita y que a ellos hay que tenerles total tolerancia, ya que es ahí donde encontramos contención y amor, generalmente es la familia, esa que por ahí es la que más criticamos.
2020 es un año que trajo este virus a nuestra vida y con él despertaron nuestros miedos más profundos, nos mostró lo vulnerables que somos, que no hay lugar seguro, que nadie puede asegurar nada y que somos finitos.
Nos mostró qué cosas tenemos que dejar atrás, arrancarlas de nuestra vida porque como una hiedra mala no nos deja crecer y dar frutos. ¿Pudimos verlo?, hablar de ello, buscar ayuda o ¿sólo lo tapamos otra vez?
Creo que este año nos dejará una gran enseñanza aunque lo que escucho por ahora es: “¡quiero que este año se termine!”.
2020 nos mostró que no somos dueños de la vida, solamente es un regalo que nos dieron, estamos acá de paso, creo que el hombre debe dejar de progresar y construir edificios para edificar en él valores como la unidad, tolerancia y respeto a la vida en todas sus formas, pero sobre todo saber que estamos hechos de polvo “de ahí venimos y ahí nos vamos”.
¡Feliz Año Nuevo!