Un alto número de personas tiene el deseo de cambiar el auto, viajar, arreglar la casa y hasta ahí, no mucho más. La salud y el amor son como que están, sin demasiados cambios. Igual que bajar de peso, siempre se quedan como están y al momento de los deseos va al final de la lista: “deseo también bajar de peso” y le suman unas risas de consuelo (anulando el deseo). Hay decenas de memes de fin de año: “Uuuh llegó diciembre y justo que iba a empezar la dieta”.
Quienes ya tienen el coche y el viaje programado quizás se planteen algo así como: “Y bue, no vendría mal una pareja”. Solamente quienes no tienen buena salud o pasan por un período difícil prestan más atención a ese pedido.
Hasta acá todo es tan nuestro, de “ser humano”. De ese gran número de personas solamente un 20% -si no menos- cumple sus deseos y ¿por qué el resto no puede lograrlo?
Porque no focaliza, deja el pedido como lo que es un sueño que lleva a la resignación: “Si no pude el año pasado, tampoco el anterior y bueno, si se da, se da”.
¿Cómo lograr que este año sí o sí los deseos se cumplan? Es muy fácil: sentáte frente a la mesa con birome y papel en mano, realizá tres respiraciones profundas soltando el aire por la boca.
Luego respira normalmente con los ojos cerrados llevando la atención a la respiración mientras piensas: “¿qué deseo realmente?, ¿qué me hará feliz?”. Sólo estas dos preguntas para no confundir a “nadie”. En ese sentir, tu corazón te llevará al deseo. El primero que aparece lo escribes. Vuelve a cerrar los ojos imaginándote cómo te verías con ese sueño cumplido.
¿Te ves feliz?, quedáte ahí sintiendo la felicidad. Luego vuelve a preguntar para más deseos. Lo ideal es focalizar dos, sentirlos y disfrutarlos. Decir Gracias, gracias, gracias, hecho está. Y disfrutar en secreto.