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El 4 de enero de 1996 se conocía la historia de un joven nativo de una aldea guaraní de Misiones, quien denunció ante las autoridades policiales locales haber desertado del servicio militar en Paraguay luego de haber sido incorporado arbitrariamente por militares de ese país, que lo detuvieron cuando buscaba trabajo.
Se trata de Víctor Bernardo Villalba, de 17 años e integrante de la comunidad Perutí, en El Alcázar.
El joven relató a los policías de Puerto Rico que pasó cuatro meses prestando servicio militar obligatorio en una dependencia de Encarnación, pese a haber insistido ante las autoridades paraguayas que era ciudadano argentino.
Incluso mostró a los policías misioneros una foto con su uniforme de militar paraguayo.
Aunque Villalba no poseía en ese momento ninguna documentación personal, representantes de la aldea Perutí lo reconocieron como integrante de su comunidad y lo trasladaron junto a su madre, que desde hacía seis meses intentaba dar con su paradero.
Las fuentes consignaron que a mediados de 1995 el joven se había trasladado a Paraguay en busca de trabajo y estando en un baile rural fue detenido por la policía de ese país, lo trasladaron a Encarnación y finalmente lo incorporaron al servicio militar pese a que él insistía en que era nativo de Misiones y no ciudadano paraguayo.
Villalba contó además que prestó servicio por cuatro meses en la comisaría 38 de Cuatro Potreros, efectuando guardias de 12 horas por 12 de descanso.
Agregó que escapó de la dependencia militar, uniformado; luego llegó a la costa del río Paraná y cruzó a Misiones a bordo de una canoa. Un pescador paraguayo lo llevó hasta la orilla en inmediaciones de Santo Pipó.