Precisamente en la lección anterior Mataji Indra Devi nos reiteraba que la respiración profunda, junto con la respiración rítmica, son fundamentales para la circulación y el fluir de esa energía vital que en sánscrito se llama Prana.
En la lección de hoy, al recomendarnos la respiración rítmica, recordaba a sus maestros en la India cuando enseñaban que “practicando la respiración rítmica nos sintonizamos con el ritmo del Universo y llegamos a experimentar una sensación de unidad con todo. El sentimiento de separación y aislamiento desaparece y, con él, el miedo, la soledad, la desilusión, la duda, la desesperación y otros estados afectivos por el estilo”.
Qué oportunos son sus consejos ante las circunstancias que estamos atravesando en estos días.
Entonces sigamos estas enseñanzas de Mataji: “Lo mismo que la concentración y la meditación, la respiración rítmica, si se practica como es debido, puede introducir un cambio considerable tanto en nuestro estado físico como mental y representa un paso más hacia la evolución espiritual”.
A esto añadía que “por medio de la respiración rítmica caemos además en la cuenta de nuestro propio ritmo”, porque “cada individuo funciona al compás de un ritmo personal y, cuando lo interrumpe, ya sea por un choque nervioso, por una emoción intensa, por un trabajo penoso o por tensiones familiares o laborales, que trastornan su propio tiempo, la persona pierde su equilibrio interior, situación que si se prolonga puede generar un colapso.”
La Maestra nos aconsejaba que en esos casos “la práctica de la respiración rítmica puede evitar o remediar muchos de estos infelices contratiempos”, al ayudarnos a adquirir serenidad y confianza en nosotros mismos.
Y esta práctica la podemos incorporar en las clases de Yoga con la sabia guía de el/la profe, cuando en estado de relajación acompasamos la respiración profunda con el ritmo del corazón, empezando por la más simple: inhalamos en cuatro latidos, contenemos en dos, exhalamos en cuatro y tras la pausita en dos latidos volvemos a inhalar, plenamente, completando cierto número de ciclos y armonizándonos con el Principio Universal de Ritmo. Y esto continúa en la próxima lección. Namasté.