El mundo está convulsionado, nuestro mundo interno también; conflictos, malos entendidos, falta de paciencia, a veces pareciera que quieren atacarnos. ¡Así nos sentimos!, atacados por el otro. Justamente por eso queremos corregir y que el otro piense como yo porque creemos tener la razón y tenemos que saber que es nuestra razón, nuestra verdad y el otro tiene derecho y puede pensar diferente a mi.
Cada uno se maneja como puede, como aprendió, dependiendo de su historia de vida algunos decimos todo lo que pensamos, otros no conflictuamos, callamos, no hablamos pero terminamos levantando paredes entre nosotros y eso nos aleja, sucede mucho en las familias.
Recordé esta frase de San Agustín: “Ama y haz lo que quieras. Si callas callarás con amor, si gritas gritarás con amor, si perdonas perdonarás con amor, si tienes el amor arraigado en ti ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos”.
Así que podemos corregir decir o no decir, pero ¡con amor! Sabiendo que el otro no es alguien tan diferente a mi.
No existe otra cosa que el amor, el amor es el único que va a salvarnos, pero lo tenemos que tener arraigando en nosotros, por más que nos esforcemos en ser buenos, compasivos y amorosos con los otros primero todo eso tenemos que practicarlo con nosotros mismos. Recién ahí podremos entender que es esto de AMAR, amar y aceptar, aceptarme a mi tal cual soy y al otro tal cual es.
El mundo está como está porque andamos sintiéndonos mejores y peores que los otros, no aceptamos que somos iguales, en nuestra condición de humanos, en nuestra biología, no importa nuestra situación económica, cuando nos llega la hora de nacer o morir todos príncipes presidentes y pobres nacemos iguales, ¿tanto nos cuesta aceptar eso?
A veces nos encontramos en conflictos sosteniendo problemas eternos, si pudiéramos ser conscientes de esta gran verdad bajaríamos la guardia.
Cuántas cosas cambiarían en nuestro mundo, nos sentiríamos realmente hermanos.
Hoy los invito a pensar en esto: inhalar, exhalar y preguntarme, “¿amo a la persona que está al lado tal y como es, o quiero modelarla a mi forma a mi necesidad para así amarla?”
¡Que dios los bendiga!