En el promedio de una de las crisis más profundas en la historia del país, de pronto se deja sentir la brisa de un viento de popa anclado en los altos precios de la soja. La tentación del Gobierno actual, como sucede año tras año desde que Argentina es Argentina, es inevitable y la apuesta a una cosecha récord que corte con la racha de recesión que viene padeciendo el país vuelve a ser total.
La expectativa es tal que son varios los funcionarios del Gobierno que ya alientan el optimismo anclado en un supuesto efecto rebote que se dejará sentir en el ingreso de los trabajadores y en el consumo.
Pero nunca en todo este tiempo se planteó la posibilidad de una recuperación en V y ni siquiera se habló de una U… porque a la luz de los datos duros de la realidad, la economía argentina transita y transitará indefectiblemente la forma de una L. Y son varios los datos que van en contra del optimismo oficial, urgido de mejores noticias en un año electoral.
En el horizonte cercano arrecian advertencias claras que afirman que el campo no tendrá la potencia necesaria para cortar la inercia de la crisis en desarrollo.
Algunas son imponderables, como las condiciones climáticas y el contexto internacional y sanitario, pero las que abundan son las que, precisamente, dependen del manejo político y un plan económico, dos cuestiones en las que el Gobierno sigue sin hacer pie. Proliferan las imprecisiones, crece la desconfianza de los productores agrícolas, siguen sin producirse incentivos a la inversión por la voraz política tributaria y se profundizan y acumulan los efectos de una errática política cambiaria.
Pero volviendo al plan “cosecha récord”, los precios actuales y los reflejados en el mercado de futuros son los más altos registrados desde 2014. Pero esa es sólo una parte de la cuestión. Una de las sospechas está puesta en el clima, que pone dudas sobre si los volúmenes de producción argentinos estarán en línea con las expectativas. La evidencia actual demuestra que la escasez de lluvias generó una insuficiencia de humedad en los suelos, lo que retrasó el inicio de la nueva campaña. De hecho, los datos de la Bolsa de Comercio de Rosario marcaron una caída de tres millones de toneladas respecto de la expectativa original.
En cuanto a los factores políticos, cobra relevancia la desconfianza del sector rural sobre una mayor presión tributaria e incluso una eventual intervención en el mercado de la carne. Las dudas se dispararon con fuerza semanas atrás, con la aprobación del nuevo impuesto extraordinario a la riqueza que, según la Sociedad Rural, terminaría afectando a productores de porte mediano, que ante la escasez de efectivo para hacer frente a la nueva obligación, se verían obligados a vender activos, postergar renovación de maquinarias o disminuir sus niveles de inversión.
Así las cosas, sobre el terreno del optimismo que plantea el Gobierno crecen unos nubarrones muy oscuros, poca superficie plantada para la soja de primera y la permanencia de campos sin alquilar por la mala expectativa climática; y el descreimiento rural por las señales políticas que empujan a los productores a adoptar más cautela que en otros años.
La brecha
Con todo, la duda más evidente está puesta en la situación cambiaria. Porque si durante este verano y, como se teme, se produce un nuevo incremento en la brecha entre el tipo de cambio oficial y el dólar paralelo tal y como viene sucediendo tímidamente, habrá entonces un fuerte desincentivo.
Otra vez los datos duros de la realidad esmerilan el optimismo oficialista. Con los 2 billones de pesos de asistencia monetaria que el Tesoro recibió del Banco Central durante el 2020 -incluyendo los más de 200.000 millones de pesos sólo en diciembre-, resultará todo un desafío reabsorber el sobrante de pesos durante el verano y sacarle presión al mercado del dólar.
Inflación adormecida
También relacionado al dólar, el cepo y la crisis sanitaria dejaron a los pesos dentro del sistema impulsando artificialmente su demanda.
Su abundancia en un contexto de aislamiento es evidente y por ende su valor no representa lo real. Pero la pandemia no será eterna y en los próximos meses el mercado terminará de encontrarle una vuelta al cepo por lo que es de esperar que el cuadro cambie.
Cuando la movilidad se vaya recuperando lo hará de la mano de un aumento inflacionario que se acentuará durante todo este año consolidando mes a mes el temido 55% previsto para diciembre de 2021.
Misiones tras el Grupo Insud
Por estos días el vicegobernador Carlos Arce se reunió con Silvia Gold y Hugo Sigman (del Grupo Insud dedicado a negocios de laboratorios farmacéuticos, agroforestales, entre otros). El interés misionero es poder generar una alianza comercial, ya que Sigman trabaja en la Argentina en la fabricación de la vacuna de AstraZeneca. Habría un compromiso de proveer entre marzo y abril a la provincia de vacunas contra el COVID-19 para sumar a las dosis de Sputnik que se aplicaron hasta el momento.
También, según dejaron trascender desde la “Rosadita”, se establecieron posibles pautas de mejoras de producción de Ivermectina para el uso humano, que se está aplicando en pacientes como antiviral terapéutico para todos los casos positivos y contactos estrechos.
El laboratorio del Estado provincial ya fabricó 30 mil dosis de Ivermectina para su distribución gratuita, siendo la primera provincia del país que la fabrica y distribuye con ese fin.
Se esperan con muchas expectativas los resultados de un estudio clínico observacional ampliado, único en su género, a fin de poder avanzar sobre el uso medicinal clínico de la Ivermectina.
La Ivermectina se viene suministrando desde agosto de manera experimental a personal sanitario del Hospital de Fátima de Posadas, los SAMIC de Iguazú, Eldorado y de Oberá y la Red de Traslados de toda la provincia.
“En principio, los primeros resultados arrojaron que este antiparasitario frenó el nivel de contagio en las personas que están más expuestas al virus por su trabajo con un resultado contundente”, anticipó el ministro de Salud, Oscar Alarcón.
Cómo último tema se trató el proyecto “Ivermectina más dengue” cómo antiviral y como control del vector. “Se trata de un ambicioso proyecto que, formado el equipo, podría sumarse a la lucha contra el dengue”, sostuvo Alarcón.
Autonomía para decidir
El presidente Alberto Fernández delegó en las provincias la decisión de restringir horarios de nocturnidad y les dio un marco epidemiológico para cualquier otra decisión que deban tomar si los casos se disparan de manera exponencial. Un riesgo que sigue muy presente por estos días no sólo en la Argentina.
A su vez, la Provincia trasladó a los Municipios una doble responsabilidad: controlar en mayor profundidad y determinar los horarios de nocturnidad de acuerdo a su situación.
Desde las lamentables fiestas públicas habilitadas por los intendentes, pasando por la escasa conciencia ciudadana de sostener los cuidados preventivos contra el COVID durante las fiestas de fin de año, desde la Gobernación han instado a los jefes comunales donde se observa un mayor contagio a aplicar limitaciones. En ese camino han ido muchas comunas desde fines de diciembre hasta el presente.
Ahora, con las “cartas sobre la mesa”, serán los intendentes con apoyo provincial los que administren y gestionen esta etapa de distanciamiento social, haciéndose responsables de cada paso que den. El foco del Gabinete provincial estará en el fortalecimiento de los centros de salud y en los elementos terapéuticos (vacunas, suero equino que llegó a mediados de semana, Ivermectina, plasma de convaleciente, etc). Especialmente para no saturar al personal sanitario, algo que podría complicar aún más la situación si se producen contagios masivos entre los profesionales que deben salvar vidas.
Mientras la disponibilidad de camas de Unidades de Cuidados Críticos siga siendo “razonable”, la Provincia no intervendrá con medidas generales a las comunas. Hoy son Fátima y Madariaga las que más demanda tienen, habiendo menos pacientes con necesidad de respirador o en UTI fuera de Posadas.
Sin señales de la Rosada
Tras el criticado veto presidencial a las Áreas Aduaneras Especiales, hubo una comunicación y compromiso del presidente Fernández de avanzar con medidas que beneficien la competitividad de Misiones en el contexto de asimetrías fronterizas con Brasil y Paraguay. Sin embargo, no hubo más señales que esa llamada con Oscar Herrera Ahuad.
Con el último DNU que amplió la emergencia y el DISPO, las fronteras seguirán cerradas por algunas semanas más.
Una señal de alivio para una provincia cuyo sector privado vio el fuerte impacto positivo del cierre de los puentes en sus números, que permitieron revertir en la mayoría de los casos los efectos negativos de la cuarentena.