Las vacaciones son un alto en el camino, descansamos y nos consentimos; algunos tal vez salgan de la ciudad y visiten algún sitio turístico mientras otros prefieran quedarse y aprovechar lo que se ofrece.
Un detalle que no se puede descuidar es el cuidado de la piel que en ocasiones, por los cambios de rutina en la alimentación, o los lugares que se visitan se ve afectada de manera negativa.
Los factores claves
Lucir siempre una piel bella y sana es el sueño de toda mujer; llevar un tono luminoso y con bronceado homogéneo también hace parte de sus deseos estéticos. Lo ideal es prepararnos antes de las vacaciones para que la piel esté hidratada, evitar las manchas y el envejecimiento fruto de una excesiva exposición al sol; elementos como los rayos solares, la sal del mar y el cloro de las piscinas, afectan la piel y hacen que se reseque.
Y el principal factor que nos ayuda a prevenir este mal es la hidratación tópica, es decir la que se aplica directamente sobre el área que nos interesa; si se realiza esta acción cada vez que se esté expuesto ante uno de los agentes anteriormente mencionados, esto va a prevenir daños a mediano y largo plazo.
Para mantener una piel lozana es importante tener en cuenta:
Evitar los excesos de azúcar y sal pues ambos elementos están directamente relacionados con problemas de inflamación o retención de líquidos.
La dieta sugerida para mantener hidratada la piel incluye productos antioxidantes como los vegetales verdes, pescados y frutas con ese componente como moras, fresas, uvas entre otras.
Frutas con contenidos ácidos no son muy recomendadas ya que aceleran el proceso de pigmentación de la piel.
No pueden faltar bloqueador solar, sombrero y gafas.
Productos que aceleren el bronceado para no estar tanto tiempo expuesto ante el sol también son recomendables.
Los tratamientos realizados en cabina también son convenientes pues proporcionan a la piel un nivel de hidratación extra, muy propicia para la temporada de vacaciones.
No realizar tratamientos despigmentantes como peeling agresivos, láser o cualquier tipo de procedimiento que produzca fotosensibilidad, antes de tomar el sol. De esta forma se evita correr riesgos innecesarios para la piel. Estos tratamientos se pueden llevar a cabo luego del regreso de vacaciones.