Dentro de los procesos inflamatorios de cualquier tipo se encuentra un nivel de toxicidad. Esto siempre representa un círculo entre el malestar que no lo valorizamos lo suficiente hasta que se hace dolor para luego quedar como una patología crónica.
Ese es el caso de Martina, quien con 52 años tiene el aspecto de una mujer mayor por su historia de vida. Trabajó en diferentes lugares pero hace seis años comenzó a hacerlo en una oficina, donde fue teniendo diferentes funciones. Su motivo de consulta fue por gastritis y se le sumó una tos seca que la estaba asustando por su cronicidad.
Martina iba de su casa al trabajo, en su hogar es esposa y madre, siempre a mil intentando tener el vínculo con sus hijos adolescentes a los cuales no sabía más cómo estimular para que colaboren en el hogar. Su esposo, un hombre trabajador y bueno al que ella denomina: “El padre de sus hijos”, pero que no existía como compañero en nada y ella que se sentía sola y abrumada.
Su día comenzaba a las 5.30, los perros recibían el desayuno de su mano, pero ella no se sentaba a desayunar ya que todo le caía mal y no paraba en todo el día. Cuando preguntaba si hacía algo para ella se repetía una y otra vez: “No tengo tiempo para nada”, pero sí lo tenía para todos.
La gastritis es una inflamación del estómago, no es decir: “Y bueno, además tengo gastritis de toda la vida”. No tomar la inflamación, dolor, ardor, distensión, constipación como algo normal.
La gastritis provocaba un sangrado mínimo que no se notaba, pues se traducía como materia fecal dura y oscura, sumada a una deficiente alimentación genera anemia, origen del cansancio.
La gastritis es esa suma de situaciones que disimulamos pasar y no las digerimos, pero que no decimos nada para evitar problemas y estar tranquilos. El reflujo puede ser la causa de la irritación que provoca la tos, a veces sin producir acidez, y puede ser la causa de dolor de pecho o constipación que desencadenara en un posible colon irritable.
Estas patologías que se suman y nos llevan a tener 52 años con este malestar constante y preocupación de tener algo más. Las infusiones son siempre mi primer paso, fácil sencillo y que todos podemos hacer, mientras la tomo me organizo.
Somos nosotras las que nos creemos indispensables por eso debemos organizarnos y con una infusión que acaricie nuestro estómago como la borraja o el regaliz. Sugiero mezclarlas según la ocasión con diente de león para relajar los músculos estomacales y artemisa para ayudar a desinflamar. Estas cuatro hierbas son mis preferidas para estos casos.
No es necesario vivir todo el día dando y tratando de ser conciliadora ni tapando situaciones, podemos regalarnos un poco del día para mimarnos y querernos.
Mi cuerpo me pide auxilio ¿qué hago con él? Reflexionamos.
Feliz y bendecido domingo cuidándome mucho y dándome cuenta que si yo estoy bien mi alrededor estará muchísimo mejor.