Todo pasa. Sostén la incoherencia de los aparentes opuestos, esa es la tensión necesaria que te lleva a la unidad.
Simplemente entra en tu interior y recupera “la verdad, el camino y la vida”.
Tantos años buscando fuera y se necesita tan solo un instante para volver a casa, al interno y es ese el momento en que todo aquello en lo que creías, en todo aquello en lo depositaste tu poder y tu confianza, todo aquello en lo que te interesaste se derrumba para llevarte de regreso a tu morada. ¡Tú mismo!
No más trucos, no más mentiras, solo la verdad reina. Estás nuevamente frente a frente con tus elecciones.
Ahora puedes verte cara a cara y reconocer la integridad y los valores en los cuales ella se asienta.
Ahora eres libre, libre y responsable de tus actos.
Todos tus conceptos se invierten, ya no le temes a la muerte. ¡Eres libre! Has encontrado la libertad del alma que no tiene principio ni final. Y en el transcurso, la vida misma.
Te has recuperado a ti mismo y el tiempo es distinto.
La fe y la esperanza desde ahora son los pilares que te acompañaran en el camino. Ellos siempre nos llevan al sendero del alma.
Fue un viaje duro, en el transcurso has tenido que comprender que las únicas barreras que nos atan son las autoimpuestas. Nuestros propios límites, miedos y conceptos. Todo lo que pensamos que estaba fuera en realidad nos estaba esperando dentro .
Romper con las estructuras de opresión, control y de autoridad es la tarea de cada uno de nosotros, esas barreras no existen fuera. Solo están dentro, en la mente y corazón de cada uno de nosotros.
El exterior no sólo es un reflejo y proyección de nuestro mundo interno sino que además por resonancia nos trae todo tal cual lo creemos y por ende creamos.
Recuerda, la tarea es dentro y se halla en el corazón de cada uno de nosotros.