Dijo San Francisco de Asís: “Yo necesito pocas cosas y lo poco que necesito lo necesito poco”. Vivimos en una época de abundancia a pesar de las quejas que solemos escuchar que el dinero no alcanza, tenemos más de lo que necesitamos.
Recuerdo épocas donde tenía un solo par de zapatillas y vivía tranquilamente, hoy en día la mayoría de las personas tenemos varios zapatos para usar de acuerdo a la ocasión.
Llenamos espacio y tiempo muchas veces comprando lo que no necesitamos como ropa y tantas otras cosas que por ahí no llegamos a usar.
La vida que tenemos en esta cultura y todas las propagandas que recibimos diariamente hacen que nos vayamos creando necesidades. Recuerdan que no hace mucho teníamos el celu para llamadas y mensajes, solamente teníamos wifi en casa y hoy nuestro celular es una pequeña computadora, donde estemos podemos estar conectados recibiendo todo tipo de imágenes de cosas que deberíamos tener.
Nos sobra información, con sólo apretar un botón buscamos y compramos en cualquier parte lo que “creemos que necesitamos” y es un servicio muy útil el puerta a puerta solamente que tendríamos que preguntarnos: “¿realmente necesito eso?”.
Imagínense cada posesión que tenemos como algo más que tenemos que cuidar, a medida que vamos teniendo empieza el miedo a perder lo que hemos conseguido y así nos vamos esclavizando, llenándonos de pesos y cada día somos menos libres.
Esto no significa que comprar o tener este mal. Es muy liberador darnos cuenta qué es necesario para nuestra vida como el aire, agua, sol, comida y afectos son lo que realmente necesitamos para vivir.
Todo lo demás es lindo, son adornos, que cada uno puede elegir, nadie dice que esté bien o mal, es para darnos cuenta que todo aquello que adquirimos lo pagamos con tiempo de nuestra vida, que tenemos que trabajar para ello.
Decía Facundo Cabral: “Qué lindo es caminar mirando vidrieras viendo todo lo que no necesito”. Podemos hacer ese ejercicio cuando caminamos y preguntarnos ¿cuántas cosas tengo que no necesito? ¿Cuáles son mis necesidades? O ¿qué creo necesitar?
Un día que decido no necesitar, ¿cómo me siento?
Preguntas para pensar sobre nuestra vida, siempre haciéndolo con amor, sin juzgarnos y tratándonos amorosamente. Al fin y al cabo ¡todos estamos aprendiendo!
Que Dios los bendiga.