
La informalidad es uno de los problemas más notorios que arrastra el mercado laboral en las últimas décadas y la pandemia impactó con particular gravedad en los sectores más precarizados del empleo.
Si bien existen disparidades hacia dentro de los distintos rubros productivos respecto al nivel de registración, en términos generales el 35% de los trabajadores está en negro, según un nuevo estudio oficial.
Un relevamiento reciente del Ministerio de Desarrollo Productivo sobre la heterogeneidad en las condiciones de trabajo que generan amplias diferencias salariales entre un sector y otro de la economía. Esa brecha se explica por distintos factores, como nivel de formación y de formalidad laboral.
En primer lugar, respecto del nivel de formalidad, la cartera productiva identificó que de los catorce sectores analizados, los que tienen un nivel de empleo no registrado más elevado son el servicio doméstico (75%), construcción (67,8%) y agricultura y ganadería (55%). Son, al mismo tiempo, los tres con primas salariales más bajas.
Por el contrario, las tasas de formalidad más altas son las de intermediación financiera, 90%; enseñanza 91,4%, electricidad, gas y agua 94%, y petróleo y minería 96%.
Sólo el 10% es “calificado”
El Gobierno también relevó cuál es el nivel de formación que tienen los empleados de cada sector económico, y la conclusión fue que sólo uno de cada diez puestos de trabajo son considerados “calificados” profesionalmente, entendido como una fuerza de trabajo en el que se toman en cuenta costos de formación más altos que el promedio.
En ese sentido, la radiografía del mercado laboral muestra que en un rubro como servicio doméstico el nivel de empleo calificado es nulo.
Otros tienen apenas 3 de cada 100 puestos de trabajo “formados” como son el comercio, hoteles y restaurantes y, por último, transporte y las comunicaciones.