Ahora, en plena pandemia de COVID-19 con la esperanza de una inmunización inicial con las vacunas rusas Sputnik, el criterio “federal” para la distribución vuelve a poner en evidencia el centralismo del país por sobre esta porción de territorio argentino.
Cuando llegó el primer cargamento de 600 mil dosis, Misiones recibió alrededor del 1,8% de las mismas. Entonces, ya nos parecían pocas para empezar por el personal de salud, de las fuerzas de seguridad y los docentes. Apenas se pudo con las mismas, empezar con los profesionales de la Salud que atienden terapias intensivas, ambulancias, emergencias, entre otros.
Los demás, siguen esperando. Pero en provincias grandes se abrían registros de voluntarios a ser vacunados a partir de haber recibido mayor cantidad de dosis en cada entrega rusa a la Argentina. De hecho en la provincia de Buenos Aires, el gobernador Kicillof decidió que vacunará a todo docente que así lo quiera, antes del inicio de clases.
Ahora que llegaron otras 220 mil dosis, resulta que Misiones apenas recibió 500 dosis del primer componente con la promesa de otras 500 del segundo componente en no más de 21 días para completar la inmunización. Con ello, la Nación decidió mediante su propio criterio que la provincia acceda a sólo el 0,45% de las dosis. Cada vez menos.
Misiones tiene un incremento de contagios, de fallecidos por el COVID-19 y se encuentra -como ninguna otra- en un contexto de fronteras con dos países que también atraviesan una grave crisis sanitaria por el coronavirus.
Sin embargo, parece que al momento del reparto de las vacunas, seguimos siendo el Norte, dejamos de ser “Grande” para favorecer a los más grandes en un año electoral.