La belleza exterior se obtiene cuando la mujer descubre su verdadero ser, la presencia divina en su interior.
La mujer ha sido creada a imagen y semejanza, de la misma esencia del Creador, por lo tanto es un ser humano perfecto con un cuerpo, una mente y un espíritu.
La mujer es un símbolo, la elegida para ser creadora con el universo, dotada de talentos, de potencialidades, de ternura, de paciencia, de tolerancia, para dar amor y sostener el equilibrio en la tierra.
Esto no puede ser cumplido si una como mujer no se reconoce como un ser bello y perfecto, si la relación consigo mismo no es adecuada, si desconoce sus sentimientos, sus deseos y necesidades, entonces no puede expresar su belleza.
Si nuestro interior es bello, nuestra cara y nuestro cuerpo también lo son y podemos irradiar belleza a nuestro alrededor.
La humanidad en el presente momento histórico en que vivimos necesita de ojos capaces de ver, ojos contemplativos, capaces de encontrar a Dios en las personas y en todas las cosas para ser felices llenas de paz y abundancia, en esos ojos siempre se encuentra una mujer.
La imagen es una combinación de actitudes, sentimientos y valores. Consiste en una proyección hacia el mundo del cuerpo, la mente y el espíritu, conjugados en una sola persona. Un cuerpo saludable, una mente sana y un espíritu evolucionado son vistos como un todo integral.
Pensamiento positivo y belleza interior: El pensamiento positivo estimula el ego y ayuda a asumir actitudes de éxito y lo que es más importante, a conseguirlo.