
Máquinas de las que no se consiguen los repuestos, la resistencia de entidades ambientalistas por el impacto que significa para una reserva, la falta de un plan de contingencia ante emergencias y los años que han pasado desde aquel 2009 cuando se proyectaron, marcaron el final anunciado de las aerosillas en el parque provincial Salto Encantado.
Son aquellas en las que pretendían elevar a los visitantes a una altura de casi cien metros del cañadón del salto para observar la reserva, mediante seis telecabinas para seis personas cada una, que iban a recorrer 500 metros hasta la base del salto y el regreso hasta la zona elevada.
El final será sin que se hayan puesto en funcionamiento ni siquiera para un paseo y con un costo millonario que rondaría (porque nunca se informó oficialmente) entre 9 y 12 millones de pesos, calculados hace ya un quinquenio.
PRIMERA EDICIÓN pudo saber en exclusiva que los equipos técnicos consideraron “inviable” esa resistida puesta en marcha y habrían convencido al gobernador Oscar Herrera Ahuad de dar por terminada la polémica, con el desmantelamiento de las torres de hormigón, los cables de acero que atravesaban el paisaje y el retiro de todos los aparatos de acero que quedaron tapados por la espesura del monte y la selva del valle del Cuña Pirú.
Como tantos otros proyectos del entonces subsecretario de Planeamiento Estratégico (y luego ministro de Turismo) Sergio Dobrusin, puesto por Maurice Closs como gobernador en sus dos períodos, el de las aerosillas empezó mal. No se puede olvidar la aeropista de El Soberbio, el “Mini Las Vegas” con el proyecto Hilton con su cancha de golf y el barco hotel casino que sigue abandonado en Puerto Iguazú, por citarse algunos.
Apenas llegaron los mencionados funcionarios con la idea, desde grupos de ambientalistas (siendo el exconcejal de Aristóbulo del Valle y miembro del grupo ecologista Cuña Pirú, Rulo Bregagnolo) se planteó un rotundo rechazo.
De hecho ayer, tanto Bregagnolo como el guardaparque Diego Ciarmiello (ambos hoy integran Kaapuera) cuando se los consultó sobre la medida que tomó Herrera Ahuad sobre la cuestión, se mostraron de acuerdo. Dijeron que se trata de un hecho de “justicia ambiental” pero reclamaron no repetir el error cometido años atrás y un Plan de Manejo que sigue estando ausente en Salto Encantado.
Pero a Dobrusin, Horacio Blodek (exministro de Turismo) ni a Closs les interesaron los fundamentos preservacionistas.
Años de demoras
En 2012 comenzaron a trabajar dentro del parque con las torres de hormigón para el teleférico, el montaje de los rotores de los cables de acero y las estaciones de llegada y salida de las aerosillas. Era 2013 y, con muchas demoras nunca aclaradas, se seguía trabajando en “las últimas dos bases de un conjunto de 20 torres y en 45 a 60 días máximo, estará funcionando la aerosilla”, según declaró Dobrusin, que siguió agitando el cuestionado sistema.
Hubo pruebas experimentales sin carga de personas a mediados de 2015 pero, a los pocos meses, la obra quedó paralizada.
Cuando asumió Hugo Passalacqua el poder, tampoco quiso avanzar en el plan de su antecesor.
El contrato que la gestión clossista había firmado con la empresa (de la cual se trajo a Misiones a los técnicos patagónicos para el proceso), indicaba que cobrarían cuando se produjera la puesta en marcha.
Años después, sin Dobrusin, hubo que evitarle un juicio al Estado y la empresa cobró aunque las aerosillas no funcionaron. Ya pasó casi una década desde que el proyecto empezó a construirse y los sucesores en la Gobernación deberán seguir subsanando los groseros errores de la “colosal” y ambiciosa pero inviable idea.
Muchas imprevisiones
Las máquinas que fueron traídas hasta Misiones, datan de mediados del siglo pasado, funcionaban en un cerro de Bariloche donde se habían renovado las aerosillas. “Hoy resulta imposible conseguir un repuesto de esas máquinas. De hecho, el tablero central del sistema se maneja mediante perillas”, confió una fuente consultada por este Diario, para profundizar los fundamentos del fin del atractivo que nunca fue tal.
Además, el ruido del viejo motor y los rotores de los cables de acero provocaban un impacto sonoro.
Pero lo más grave del caso, que terminó por “sepultar” el proyecto clossista, fue que no se construyeron caminos alternativos de emergencia para rescatistas o una ambulancia, en el caso de cualquier emergencia. En un parque provincial, con las distancias entre el ingreso al salto hasta la “olla” del mismo con las diferencias de altura, eso hubiera resultado imposible.
Finalmente, tampoco se tuvo en cuenta un sistema de alimentación de energía de alta potencia, alternativo a la provisión de electricidad por parte de la cooperativa Cainguás en caso de cortes en el suministro. Un tema nada menor para no dejar a los visitantes “colgados” en las aerosillas hasta que volviera la luz.
Sobran fundamentos para dar por terminada la obra resistida.

Kaapuera opinó sobre el teleférico: “Es un caso de justicia ambiental”
“Siento una enorme satisfacción porque es uno de los casos de justicia ambiental necesaria y ejemplar en Misiones. Fue algo muy emocionante cuando me enteré”, así lo expresó a PRIMERA EDICIÓN, Rulo Bregagnolo, integrante del Frente Ciudadano Ambiental Kaapuera; al referirse al desmantelamiento de las aerosillas instaladas en el Parque Salto Encantado. Y agregó que “no tanto por el reclamo, que se viene haciendo desde hace más de 10 años, sino que son muchos los que vienen militando sobre este tema y alertábamos de la innecesaridad de tener una aerosilla para potenciar el parque”.
Por años, este grupo hizo visible el impacto ambiental que generaba “esa infraestructura”; además de los incumplimientos de las leyes para realizar esa construcción y la falta de planes de manejos de los parques. “Lo más importante acá era priorizar a la naturaleza”, afirmó Bregagnolo.
Recordó que “en una vez dije que todo lo que se pueda enroscar para la derecha se puede girar hacia la izquierda; y me refería a los bulones de las famosas aerosillas”.
En lo que respecta a esta determinación de quitar la estructura del teleférico, el ambientalista opinó que “esto demostró -por un lado- que las cosas se han hecho mal porque en ningún momento hubo un estudio de impacto ambiental en cuanto a la obra; y por otro, la arbitrariedad que lleva a que esa construcción se empiece a hacer sin una audiencia pública y los mandatos que implican la Ley General del Ambiente. Es decir que ha habido incumplimiento de leyes”.
El Salto Encantado regala una mística muy particular a sus visitantes y según los datos aportados por Bregagnolo son 13 los puntos en los cuales una persona puede estar parada dentro del parque y visualizar la caída del agua. “Ese cable, que es el que permitía el paso de la aerosilla, molestaba permanentemente. Por lo cual, la genialidad y la mística que entrega el salto se ve dañado por una decisión arbitraria y hasta ‘caprichosa’ de los funcionarios de ese momento; que creyeron que poniendo algo que vieron en Camboriú (Brasil) o Carlos Paz quedaría lindo acá y que atraería a millones de turistas”.
En este punto, apuntó que “el mayor impacto al cual siempre hicimos referencia es el visual porque se iba a tener a ese mamotreto yendo y viniendo. Además, difícilmente los mantenimientos hubiesen sido los adecuados, y hasta pensamos en los ruidos que iban a generar por la falta de mantenimiento de esa maquinaria”.
Sin plan de manejo
El guardaparque e integrante de Kaapura, Diego Ciarmiello deslizó que “muchas de las decisiones políticas que se han tomado; como por ejemplo estas de las aerosillas, han respondido a ‘caprichos’ y a falta de visión sin planificación y sin una lógica. Tiene que ver con la falta de políticas serias”.
“Todos los parques provinciales deben tener un plan de manejo. Este es un documento rector que establece las acciones a seguir, contiene los objetivos y define las áreas que serán utilizadas para el uso público”, expuso; y agregó que “Salto Encantado no tiene”.
En cuanto al quite del teleférico, Ciarmiello sostuvo que “es una buena noticia, en la medida que no volvamos a cometer estos errores”.