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Ayer, el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación, Jorge Ferraresi, afirmó que no habrá una nueva extensión del congelamiento de alquileres y suspensión de desalojos. Por ello, ambas medidas finalizarán el 31 de marzo. Y en su lugar se hará uso de las herramientas que creó la nueva Ley de Alquileres.
El congelamiento de los alquileres se dispuso en marzo del año pasado, en el marco de varias medidas que buscaron contener el impacto económico y los efectos la pandemia del coronavirus. En principio, se mantenían los precios vigentes a marzo hasta septiembre de 2020. Sin embargo, un segundo decreto prorrogó la medida.
La culminación del beneficio está marcada para el 31 de este mes, y a partir de ese momento los inquilinos que tuvieron dificultades durante la pandemia para cumplir con los contratos deberán comenzar a pagar en cuotas la diferencia acumulada.
En relación a esto, consultada por PRIMERA EDICIÓN, la presidenta de la Cámara Inmobiliaria de Misiones, Julia Acosta Azoya remarcó: “Dentro del DNU estaba en su momento la prórroga automática de los alquileres que vencían, la posibilidad de diferir los ajustes que hubieren en ese tiempo y que ese saldo se pueda pagar en 12 cuotas a partir del levantamiento del beneficio, y también se prohibieron los desalojos”.
Sin embargo, “ahora hay que tener en cuenta que hay varios factores y un tema fundamental es que muchos alquileres están congelados hace prácticamente un año en su valor porque no se pudo modificar en los casos que se adhirieron al DNU”.
Para explicar sobre quienes recaerán las modificaciones a partir del 31 de marzo, detalló: “Los únicos que pueden sufrir variación son aquellos que finalizaron su contrato y que se habían adherido al beneficio. Por ejemplo, alguien a quien se le venció el alquiler en diciembre, pero como existe un DNU es válido que se mantenga en ese valor hasta el 31 de marzo. Esos son los que van a tener que hacer un nuevo contrato de locación y negociar un valor nuevo”.
En cambio, “si se firmó un contrato antes del 1 de julio del 2020 y se pactó con ajustes semestrales eso es lo que se respeta. Por otro lado, si se firmó después del 1 de julio los ajustes son anuales. Esos son contratos privados y no se pueden modificar porque a alguna parte simplemente se le ocurre. La modificación excepcional fue por el decreto presidencial que tiene todas las facultades para hacerlo ante una situación extraordinaria”, resaltó.
“Todos los contratos de locación a partir del 1 de julio pasado son por tres años, únicamente con ajuste anual, no hay ajustes semestrales salvo que sean de local comercial porque ahí sí la ley permite que las partes pacten ajustes que consideren justos para el negocio”, agregó.
Al mismo tiempo apuntó: “En todo este tiempo, el alquiler al igual que otros productos de la canasta familiar, servicios, y demás, deben adecuarse al valor actual, porque todo subió. Todo aumentó, los impuestos, la obra social, el combustible y los seguros, en cambio el alquiler se mantuvo para aquellos que se adhirieron al DNU”.
“Por otro lado, los que finalizaron, los que hicieron un nuevo contrato, o que el inquilino ya liberó y se volvió a alquilar, probablemente ya se fueron adecuando en el precio. Pero no así los que se adhirieron que son muchos”, continuó.
En relación a cuánto pueden aumentar los precios de los alquileres, Acosta Azoya consideró que “eso es muy relativo porque no es lo mismo un inmueble que tendría que haberse ajustado el valor al 31 de marzo al 2020, que aquel que se desocupó hace 5 meses y fue adecuándose un poco al nuevo valor. Por eso, dar un porcentaje es arbitrario y se puede prestar a confusiones”.
“Hay otras variables a nivel macro que se deberían ajustar para que ese inquilino también mejore en sus ingresos y se vaya adecuando como para poder cumplir con sus compromisos”, opinó.
Además, rescató que “desde nuestro sector vimos con buenos ojos el primer DNU porque era necesario, en ese momento todos estábamos en shock. Pero el tema ahora es como que se fue quebrantando el esfuerzo compartido, y una sola parte estaba cargando con la mochila, eso no es justo”.
“No hay que desincentivar al pequeño ahorrista que hace un esfuerzo para tener un complemento en su economía, porque tampoco le alcanza, entonces si le queda un resto, la jubilación, o la indemnización de algo, lo usa para tener un departamento y alquilarlo”, finalizó.