Recuerdo que una noche salía yo de una reunión, muerto de sueño. Los baches del camino eran lo único que me mantenían despierto. Y en tal estado de semiinconsciencia me puse a meditar sobre el sentido de la vida. De pronto, una vocecita en mi cerebro dijo: “El arte de vivir consiste en dar”.
Si quieres que tu vida funcione empieza a pensar en cómo dar. Muchos no piensan más que en recibir. No hay ningún problema; eso de recibir es como el océano. Para dar hay que tener una determinación o si no el proceso no se pone en marcha. La dificultad estriba en que muchos pretenden recibir antes que nada.
Viene a verme una pareja por ejemplo, y el marido se queja de que su mujer no lo trata bien. La mujer dirá que eso se debe a que él no es nada cariñoso. De manera que cada uno espera que sea el otro quien dé el primer paso. ¿Qué clase de relación es? ¿Qué duración se le puede augurar?
La clave de cualquier relación es que hay que dar primero y seguir dando a continuación, sin detenerse a pedir. En cuanto uno se dedica a tomar nota de la puntuación, se acaba la partida. Uno se queda diciendo: “Ya he dado, ahora me toca el turno de recibir” y no se da cuenta de que el juego ha terminado. Y puede irse con la música a otra parte, porque en esa partida no valen tableros de puntos.
Es preciso estar dispuesto a plantar la semilla y esperar su crecimiento. ¿Qué pasaría si te dirigieras al jardín y dijeras: “Dame fruto. Dame plantas?” El jardín seguramente contestaría: “Perdone usted, señor mío, pero aquí no trabajamos así. Usted debe de ser algo novato. No son ésas las reglas del juego”.
Y luego te explicaría que hay que plantar la semilla, vigilarla, regar y escardar, echar abono y dispensar otros muchos cuidados; y si se hace bien al cabo de algún tiempo recogerás sus frutos o podrás contemplar las flores.
En cuanto a lo de pedir puedes vociferar cuanto quieras que no por ello cambiarán las cosas. Es preciso dar, dar sin descanso.
¿Sabes cuál es el mayor engaño del éxito? La creencia de que sea un pináculo a escalar, una cosa que se posee, un resultado que se alcanza de una vez por todas.
Si quieres triunfar y conseguir todos los resultados que te has propuesto, debes concebir el éxito como un proceso, un estilo de vida, un hábito mental, una estrategia permanente.
Uno tiene que saber con qué cuenta y cuáles son los escollos del camino. Debe ser capaz de utilizar su poder de una manera responsable y considerada si quiere disfrutar de la verdadera riqueza y de la auténtica felicidad.
Vive con Pasión. Tony Robbins.