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En conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, PRIMERA EDICIÓN buscó algunos testimonios en la provincia de Misiones que dan cuenta de la importancia de la labor femenina en diferentes contextos. Con el paso del tiempo cada vez más mujeres están al frente y son partícipes de los procesos de cambio en la sociedad.
En la zona de frontera con Brasil, en Paraje Alegría ubicado en San Antonio, la maestra rural Edy Lemos contó acerca de la repercusión de su rol para los niños y la comunidad en general: “Somos personas anónimas haciendo grandes cosas, porque no sólo nos dedicamos a la escuela sino que a partir de ahí asistimos a distintos sectores”.
Paraje Alegría “es mi vida, son mis hijos y donde dediqué todo mi cariño. No es donde termina el país sino donde comienza la patria, porque es muy lejos. Continúo con mi trabajo y para mi es como una misión a cumplir el estar cerca de aquel que más necesita”, añadió.
En su labor como docente en la Escuela 898 detalló que “estoy desde el 2004, antes era una aula satélite y desde el 2010 ya es una escuela. También estuve en otras instituciones, siempre con la oportunidad de ayudar a muchos niños”.
En esta escuela, “tenemos alrededor de 60 alumnos, en su mayoría de familia trabajadora en las chacras, donde la vida no es nada fácil porque con sequía pierden sus productos y si hay mucha lluvia también. Así que tratamos de ayudar de la manera en que podamos más allá de lo que provenga del intendente. Esto va más allá del aula, de ser docente y madre, sino en las familias y en el pueblo mismo. Lo que más me encanta es ayudar porque la maestra es a quien le golpean la puerta y mi casa parece la segunda Municipalidad”, remarcó Edy.
Para llegar hasta la institución, explicó que “son unos 20 kilómetros desde mi hogar. En una época iba caminando, después con un director en moto pero debido a mis problemas de salud en pulmón me prohibieron que lo haga. Entonces le compré un caballo a mi hija que hasta hoy es mi compañero, Moro, que me lleva y me trae, además de cuidarme en la escuela. Como la distancia es tan larga, cansa el ir y venir todos los días, me quedo a dormir en la escuela. Así que voy el lunes y vuelvo el viernes”.
A sus 51 años, Edy Lemos también es una sobreviviente al cáncer: “Dios me dio una segunda oportunidad y sigo muy bien, más firme que nunca. Tengo un hijo que tiene su trabajo y mi hija está intentando ingresar a estudiar Medicina en Posadas. Ellos son mi pilares y me dieron las fuerzas para vencer el cáncer. Gracias a mis hijos puedo decir que se puede seguir y superar el dolor”.
Con la llegada de la pandemia, “preparaba los cuadernillos e íbamos casa por casa para entregarlos a caballo. Tampoco fue fácil para los más chicos no estar en la escuela, fue algo terrorífico, porque es ahí donde intentan superarse. En una escuela de frontera como la nuestra el portuñol está muy presente. En cada familia, llevamos un pizarrón chico y tizas, entre los hermanitos se explicaban, copiaban, se enseñaban y aprendían en el hogar. Todo esto es para incentivar a que no dejen de ir a la escuela. Hoy tengo exalumnos que son profesionales, profesores, y que todavía me llaman para decirme gracias por ayudarme a seguir”, precisó.
En cuanto al regreso a la presencialidad, indicó que “los chicos están ansiosos por volver a la escuela, desde enero están llamando para preguntar. También los padres preguntan mucho, porque es un espacio de contención donde pueden enviar con seguridad a los chicos”. “Antes siempre era el hombre el que mandaba”
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En una de las ferias en Posadas, PRIMERA EDICIÓN dialogó con algunas productoras sobre el proceso para llegar hasta la ciudad capitalina y cómo este trabajo influye tanto en las mujeres como en las familias que viven de los frutos de la tierra colorada.
Entre ellas, Lorena Glier (familia de descendencia alemana) recorre un largo trayecto para llegar desde El Soberbio hasta Posadas todos los fines de semana para ofrecer sus productos acompañada de sus hijas: “Son 240 kilómetros para venir y es un verdadero sacrificio pero como allá tampoco hay trabajo, es necesario buscar algo qué hacer”, manifestó.
Más allá de la sacrificada labor, “gracias a la feria conseguí criar a mis hijos y me resultó con buenas ventas al conocer esta posibilidad. Así que decidimos venir hasta Posadas. También, a nivel económico, con la pandemia todo cambió y hubo cosas que no se vendían mucho pero gracias a Dios ahora mejoró un poco”.
Asimismo, contó que todo se produce en equipo y en familia: “Mi marido se encarga del auto, como no sé manejar. Tengo dos hijas y un hijo. Una de mis hijas está en la feria en Itaembé y la otra estudia para ser profesora de Matemática. Cuando decidió esa carrera, la ayudamos y ya casi está por terminar. En eso, a los hijos no se les puede obligar a estudiar a todos y también hay que pensar en el trabajo en la chacra”.
En cuanto a los cambios que vivieron las misioneras, en especial aquellas del interior de la provincia, a sus 58 años Lorena opinó que “ahora la mujer por lo menos puede decidir, antes siempre era el hombre el que mandaba. Ahora hay más compañerismo en la familia porque antes la mujer era más como una esclava”.
Respecto al paso de los años y las costumbres, recordó que “a los jóvenes los padres nos acompañaban a los bailes para cuidarnos y era una linda vida”. Sin embargo, “ahora ya es todo distinto. La gente anda muy alborotada, hay muchos casos de violencia y denuncias”, agregó.
Sobre su familia, compartió que “me casé a los 30 años y soy muy feliz, tengo una hermosa familia. Mi esposo es un hombre muy bueno, cuando llegamos nos espera con algo frío para tomar, la casa limpia y la comida lista. Es una familia donde uno ayuda al otro”.
Una fecha clave en la historia
El 8 de marzo se conmemora como Día Internacional de la Mujer en honor a la lucha de referentes por conseguir la igualdad de condiciones en el mundo laboral.
La fecha fue establecida en base a las protestas en las fábricas realizadas en el siglo XIX que terminaron con la vida de varias trabajadoras y que denunciaron la desigualdad social presente.
En contexto de pandemia, este 8 de marzo habrá movilizaciones en todo el país e incluso en Misiones.
En Posadas, el lugar de concentración será el Mástil de la Avenida Uruguay y Mitre, donde marcharán hasta la plaza 9 de Julio a partir de las 16 horas.