Sebastián Seredisky está a pocos días de cumplir 29 años, es oficial de la Policía de Misiones y fue condenado por el juez Correccional y de Menores 2, César Raúl Jiménez a cuatro años de prisión de cumplimiento efectivo y ocho de inhabilitación para conducir cualquier tipo de transporte a motor. La sentencia se oyó este jueves a las 11.40 tras el debate por “homicidio culposo en accidente de tránsito” en la sala de debates de los juzgados correccionales de la avenida Centenario (casi Santa Catalina).

Seredisky se sentó en el banquillo de los acusados por conducir durante la madrugada del jueves 9 de octubre de 2014 su automóvil a alta velocidad, perder el control y tras colisionar contra un árbol del boulevard de la avenida Roque Pérez y calle Troazzi, finalizar el siniestro con un vuelco y la pérdida de la vida de su compañero, también policía provincial, Cristian Troncoso Guidek de 34 años.
Seredisky solicitó declarar y aceptó ser indagado por el juez Jiménez y la fiscal María Laura Álvarez. Basó su coartada asegurando que condujo su Chevrolet Corsa a las 4.30 del día mencionado tras pasar la noche en un local bailable de la calle Córdoba en la misma cuadra de uno de los accesos a Unidad Regional I en el microcentro posadeño. Que se dirigió por calle Buenos Aires hacia la avenida Roque Pérez y que allí tomó el carril de sentido Este-Oeste y cien metros después y a 80 kilómetros por hora perdió el control del automóvil en un badén y el despiste finalizó con su compañero de la seccional Decimosegunda sin vida.
La versión de Seredisky se contrapone con los informes de criminalística que obran en el expediente y que señalaron que condujo a no menos de 102,70 kilómetros por hora sobre una avenida que no permite más de 60 kilómetros por hora y que lo hizo alcoholizado.
La fiscal Álvarez le preguntó si después del trágico episodio mantuvo contacto con la familia de Troncoso, principalmente a su esposa y dos niños, para ofrecerle ayuda y expresar su arrepentimiento. Seredisky respondió: “No lo hice, no tuve el valor de acercarme a la esposa”.
Ya en el turno de alegatos, la fiscal puntualizó los datos fríos del siniestro: que el conductor aceleró sobre la avenida Roque Pérez hasta superar los 100 kilómetros por hora, que la calle estaba limpia y seca, pero también que lo hizo luego de haber bebido y que dentro del automóvil se encontró una botella de vino espumante y que tres horas después del despiste y vuelco fatal, el análisis de alcoholemia arrojó 1,10 gramos de alcohol por litro de sangre, más del doble permitido por la ley de tránsito.
Rescató de los testigos que el automóvil venía a alta velocidad y antes de impactar contra un árbol y volcar, se elevó un metro y medio en el aire y que la distancia del derrape y vuelco superó los 25 metros de largo, 26,70 metros de acuerdo a las pericias.
“La responsabilidad de Seredisky se resume en dos puntos: alcohol y velocidad. Hubiera podido frenar si no estaba alcoholizado en fase 2, de estado etílico que produce somnolencia. Troncoso hoy estaría cuidando a sus dos hijos. Pero el resultado fue muerte, consecuencia de este riesgo”. Álvarez solicitó como pena de cumplimiento efectivo cinco años de prisión y diez de inhabilitación para conducir.
El defensor de Seredisky, Ricardo Sebastián Pérez Dorrego, alegó que el oficial de la Policía conducía a 80 kilómetros por hora antes del siniestro, tal como el acusado lo dijo minutos antes, que vio la velocidad en el tablero pero no el badén y que intentó frenar pero no evitar el fatídico final.
Insistió que al momento del despiste la velocidad era de 79 kilómetros por hora y que los 102,70 kilómetros que indican el informe pericial se tomaron al analizar la “deformación del automóvil pero tras el vuelco” y que tal daño no correspondería como parámetro.
Solicitó al juez Jiménez una pena de ejecución penal condicional, “no es un delincuente o una persona peligrosa”, manifestó sobre su defendido. “Puede dar clases de seguridad vial”, recomendó incluso al juez el defensor. Y cerró con un pedido pena condicional “de dos años y diez meses”.
La decisión del juez Jiménez fue diferente: cuatro de prisión efectiva como autor de “homicidio culposo en accidente de tránsito”. Cumplimiento que quedó diferido hasta tanto no quede firme la sentencia.