Me gusta pensar que podemos convivir pacíficamente cuidando nuestro planeta que es nuestro hogar, respetándonos aún cuando tenemos ideas diferentes. Dijo Freud: “Cuando dos piensan igual hay uno que no está pensando”.
Cuánta necesidad hay de que podamos expresar lo que sentimos y cómo nos sentimos sin miedo al rechazo o a ser juzgados, ya que al ser escuchados revivimos, nos sentimos parte de toda la comunidad.
Cuando hablo de la comunidad y que nos necesitamos para vivir me han dicho que es una utopía, que eso nunca va a ocurrir en este mundo, sin embargo cada día que pasa me convenzo más de que solos no vamos a ir a ningún lado, necesitamos al otro para cuidar nuestro mundo, nuestra seguridad y salud. Los científicos vienen pidiendo a gritos que paremos de destruir nuestro planeta porque en esa destrucción estamos destruyéndonos.
La educación circular y biocéntrica me enseñó que nos necesitamos, que en el trabajo de equipo todos somos importantes, hay algunos que brillan y se lucen, pero sosteniendo ese trabajo hay un montón de otras personas que también tienen que ser reconocidas y miradas.
Cuando empezamos a trabajar en lo que sentimos la conciencia se expande y si bien el trabajo de conocer nuestras emociones empieza con nosotros en el autoconocimiento, después debemos aplicar lo que aprendimos en el trato con el otro. Por eso por ejemplo, si me enojo conozco mi enojo y cómo reacciono voy a comprender a la otra persona cuando se enoja y no voy a juzgarla. Justamente ahí en el juicio empiezan los problemas.
De la empatía podemos hablar mucho pero se practica con amor y el amor dice Corintios: “Es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.
Entonces cuando hablamos de amar al otro, al que convive con nosotros, ¿lo amamos de esa manera? ¿Damos o exigimos para satisfacer nuestras necesidades?
Una pregunta profunda para pensar, sentir y poder aplicar esa frase que dice: “Lo que no me gusta en ti lo cambio en mí”.
Que Dios los bendiga.