Sufrir de incontinencia urinaria generalmente está ligado a una musculatura del suelo pélvico debilitada. El embarazo, la obesidad y la práctica de deportes de alto impacto, entre otros factores, pueden afectar esos músculos.
Hay 3 formas de incontinencia: incontinencia de esfuerzo (escapes de orina al toser, reír, estornudar, o al realizar algún esfuerzo físico); incontinencia de urgencia (vinculada a un deseo muy intenso, e incontrolable de orinar con dificultades para llegar a tiempo al baño) y la mixta (una combinación de las anteriores).
“El suelo pélvico es el conjunto de músculos y ligamentos antigravitatorios que se encuentran en la base de la pelvis. Cabe destacar que un suelo pélvico debilitado no solo está ligado a la incontinencia urinaria, una afección silenciosa y de la que poco se habla pero que afecta a 400 millones de personas en todo el mundo; sino también al dolor al mantener relaciones sexuales, anorgasmias, prolapsos vaginales y de vejiga, y muchas otras patologías”, advierte la doctora Carolina Suarez, especialista en ginecología y obstetricia del centro Uroginec, en Esquel.
Existen tratamientos para tratarlo, que son más eficientes cuanto más pronto comienzan a realizarse. “Los ejercicios de Kegel son ejercicios simples que consisten en activar la musculatura del suelo pélvico como si tuviésemos la intención de contener la orina. De todas maneras, es importante consultar con un especialista en suelo pélvico para la correcta indicación”, agrega la kinesióloga Valentina Urbina MN15455, especialista clínica de BTL Aesthetics.
Fuente: Brand Partners