Tras la relativa moderación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en febrero, que al mismo tiempo fue un monumental 3,6%, comienza la cuenta regresiva para saber en qué mes se romperá la meta que se impuso el Gobierno argentino para todo el año en curso.
En su proyecto de Presupuesto 2021, aprobado en el Congreso, el Gobierno nacional se fijó como objetivo terminar el 2021 con un optimista 29% de inflación. Pues bien, se espera que en el primer trimestre del año el índice ya supere el 11% y que el vértigo de los precios tome mayor dinámica a fin de mes. Pruebas no faltan.
De hecho, ayer se supo que la inflación entre los precios mayoristas fue de 6,1% en febrero, la cifra más alta desde agosto de 2019, según informó el INDEC. Y justamente esa es la diferencia que todavía debe recorrer la inflación minorista, que fue de 3,6% para equipararse.
El Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM) que elabora el organismo estadístico tuvo un avance muy por encima de la inflación general que se conoció la semana pasada. En el acumulado de los últimos doce meses, los precios mayoristas registran un 47,7% de incremento, lo que marca que los insumos aumentan a ritmo más rápido que los productos finales al consumidor.
Los proyectos que los gobiernos envían al Congreso para ser aprobados parecieran estar hechos para ser quebrantados. No hubo una sola administración que cumpliera los objetivos trazados y promocionados.
Pero en esta oportunidad llama la atención la velocidad con la que podría romperse la iniciativa ya que, de mantenerse esta tendencia, se superaría la meta apenas iniciado el tercer trimestre. O, dicho de otro modo, la inflación mensual desde ahora hasta fin de año debería ser de 1,9% para que la meta no corra peligro.
Las evidencias, claras y consistentes, van en otra dirección.