La pandemia trajo incertidumbre, angustia y miedo al futuro. Esta situación, unida al confinamiento, las medidas restrictivas y las constantes noticias negativas provocaron que la salud mental de muchas personas se haya visto afectada.
El cerebro humano tiene una exigencia energética muy alta, por lo que es necesario nutrirlo e hidratarlo constantemente de manera saludable.
Por esta razón, la ciencia demuestra que existe un vínculo directo entre el consumo de alimentos frescos como verduras y hortalizas y el correcto desarrollo y funcionamiento del cerebro.
Un equipo de investigadores de The Medical College of Qingdao University (China) han realizado el primer meta – análisis que demuestra que, cuanto mayor es el consumo de verduras, menor es el riesgo de padecer depresión, aumentando el incremento en la sensación de felicidad. Por su parte, uno de los máximos exponentes de esta disciplina, el agricultor y psiquiatra de la Universidad de Columbia, en Nueva York (EE UU), Drew Ramsey, defiende que una dieta deficiente en estos alimentos es uno de los mayores factores que contribuyen a la depresión.
En general, las verduras son ricas en vitaminas, minerales y fibra. Además de ser muy saludables para llevar a cabo las diversas funciones del organismo, las verduras de hoja verde como espinacas y acelgas, o crucíferas como brócoli y coliflor, aportan una gran cantidad de ácido fólico y vitamina E, lo que reduce en gran medida la sensación de falta de energía y depresión.
Los alimentos ricos en betacarotenos y vitamina A como zanahorias, calabaza o tomates tienen propiedades antioxidantes, lo que permite un correcto funcionamiento de todos los órganos del cuerpo, mejorando nuestro estado de ánimo diario.
Una buena alimentación es esencial para reforzar el sistema inmunológico y ayudar al buen funcionamiento del organismo. Además contribuye al mantenimiento óptimo de nuestras neuronas, lo que repercute en una correcta salud mental y bienestar psicológico.