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La comunidad mbya Pai Antonio Martínez de Fracrán construyó su propio puesto de salud con maderas recicladas. La construcción contó con la colaboración de todos los miembros de la aldea y el apoyo del intendente de la comuna, Sergio Fabián Rodríguez.
“Lo hicimos por nuestros propios medios y con la colaboración de la gente de la comunidad y del intendente que nos ayudó”, dijo a PRIMERA EDICIÓN el segundo cacique e impulsor de la iniciativa, Paulo Duarte. En los próximos días, los aldeanos finalizarían los detalles de la obra ya que resta pintar, colocar el cielorraso y los machimbres en las paredes.
“Trabajamos entre todos los miembros de la aldea y levantamos esta casa con maderas recicladas para tener un lugar propio para el puesto de salud. Con el trabajo en conjunto de todos podemos conseguir muchas cosas. Esta casa muestra lo que podemos hacer”, celebró Duarte.
Se atendían en la escuela
Hasta ahora, la comunidad carecía de un lugar exclusivo para la atención médica. Por ello, ante cualquier consulta a los profesionales de la salud, los aldeanos debían asistir a una dependencia en la escuela primaria de Pai Antonio Martínez.
La atención médica, que ahora se llevará a cabo en este nuevo espacio, se realiza cada 15 días por un profesional de Salud Pública del Hospital Nivel III de San Vicente.
“El doctor viene cada dos semanas y atiende a niños, adultos y embarazadas con consultas generales. También en este lugar se va a entregar la leche que nos da el Gobierno Provincial para los niños”, explicó.
Cabe destacar que la nueva construcción tiene el aval del médico de Salud Pública y la intención es que más adelante se pueda conseguir el equipamiento necesario para resguardar la salud de los aldeanos.
Golpeados por la pandemia
Durante el año pasado, los miembros de la comunidad mbya Pai Antonio Martínez, solicitaron colaboración en reiteradas oportunidades.
Entre las principales necesidades, el cacique Catalino Martínez había destacado la reactivación de la carpintería y la falta de agua, alimentos y elementos de higiene. A pesar de que hay un pozo perforado que provee a la escuela y a algunas familias, hay otras asentadas a la vera de la ruta 14 a las que no les llega el agua ni de la escuela, ni de las viviendas. Al carecer de pozos en esas zonas, los aldeanos utilizan el agua de una pequeña vertiente, o se abastecen con baldes desde un arroyo.
Por otra parte, aunque la comunidad vive de sus huertas, “pedimos respaldo para hacerlas más productivas y que el alimento alcance para todos. Es importante un nuevo impulso a las plantaciones”, había contado el cacique.