El Jardín Botánico Alberto Roth, considerado el “pulmón verde” de la capital provincial, será el Portal de Ingreso a la Selva Misionera mediante la concreción del proyecto del Bioparque, y mediante la realización de talleres, como el de Avistaje de Aves, consigue atraer a las familias que así empiezan a descubrir la rica diversidad de especies existentes allí.
La realización de cinco talleres de avistaje de aves durante el verano, a cargo de la Comuna capitalina, tuvieron una muy buena concurrencia y sirvieron para comprobar que este tipo de actividades que se expande a nivel mundial también empieza a tomar fuerza en los posadeños.
La gente que asiste a un taller de avistaje de aves es porque le gusta o se da cuenta que necesita esto. Si le gusta al momento que se desarrolla el taller lo disfruta, después lo comenta a otros y esos luego se suman”.
Desde la Dirección de Cuencas Hídricas, dependiente de la Secretaría de Salud, Medio Ambiente y Desarrollo Humano, indicaron que “en los talleres hubo que acotar el avistaje a las aves de la zona de arbolado del Botánico. Inicialmente la intención era incorporar la zona de humedales pero por una cuestión de tiempo y geográfica no pudimos salir a caminar sobre el Zaimán, porque no se puede tener tanto tiempo a la gente que asiste, porque deberíamos comenzar a las 6 de la mañana para hacer todo el recorrido”.
“Entonces se adaptaron los talleres para que la gente tenga por lo menos el mínimo de la experiencia de este contacto con la naturaleza, en este caso con las aves”, acotaron.
Si bien el taller no tenía un fin específico de reconocimiento de especies “sí tenía el objetivo de generar y promover esa intención de las personas de tener contacto con la naturaleza y específicamente con las aves. Se buscó que aprendan a usar los binoculares, que sepan donde mirar, el horario más adecuado, el reconocimiento de las aves y luego pasar al uso de las guías y aplicaciones que se usan hoy en día para reconocer de qué especie se trata”.
En familia
Uno de los puntos más emotivos de los talleres de avistaje de aves para los profesionales a cargo fue “ver cómo fue variando el público. Venían familias enteras o bien la mamá que le interesaba las aves con los chicos que se terminaban enganchando enseguida con esta actividad al aire libre, tener contacto con los materiales oculares que representaban toda una novedad para ellos y se ponían a observar y a emplearlos”, relataron.
Y agregaron que “también se dieron varios casos de abuelos que asistían con sus nietos, porque los padres de los niños trabajaban, y esa fue una experiencia única. Llevaban su cámara o binoculares y se trabajó con eso en una experiencia maravillosa”.
Urutaú y pájaros carpinteros…
En el Jardín Botánico Alberto Roth, durante uno de los talleres de avistaje de aves, los participantes “pudieron ver un ejemplar de urutaú, que lo encontramos al lado del edificio del casco histórico y fue un momento muy emotivo porque nadie de los que estaban presentes nunca lo habían visto”, apuntaron desde la Comuna.
Poder observar un urutaú, “es algo muy difícil porque es una de las aves que se camuflan muy bien con el ambiente, busca un tronco seco o algún tallo o rama de color gris, mezclado con marrón y un poco blanco, se ubica y se queda en ese lugar y casi no se puede distinguirlo. Cuando el instructor logró identificarlo todo el grupo dirigió los binoculares para verlo y fue una emoción tremenda”.
Otras aves como el pájaro carpintero también se dejaron ver, en tres de sus variedades, al igual que el lechuzón orejudo, que es muy difícil observarlo en las zonas urbanas y varios aguiluchos.