Finalizábamos la lección anterior de Mataji Indra Devi en el tiempo y espacio de calma para sentarnos relajados pero erguiditos en el eje del cuerpo, con respiraciones profundas y elevando la conciencia. Pues éste es el tema de hoy, a partir de las inefables sensaciones que disfrutamos al finalizar una clase de Yoga, luego de la relajación, cuando permanecemos en silencio meditando u orando brevemente para agradecer la experiencia de la práctica.
Y es durante esa experiencia que podemos percibir cómo recuperamos en ciertas posturas la perfecta verticalidad de nuestro eje sutil a lo largo de la columna vertebral, proyectándose al infinito. Entonces, la concentración en esa percepción nos conduce a sentir la leve vibración del Prana o energía vital circulando por los nadis o canales sutiles del cuerpo, recorriendo nuestros chakras o centros energéticos y ascendiendo suave y agradablemente por el nadi central hacia los centros superiores.
Esta sencilla y grata experiencia, de por sí saludable y satisfactoria, nos sugiere que hay etapas más avanzadas del Yoga como la llamada Kundalini, la que Mataji en su momento no recomendaba intentar realizarla con los occidentales, aunque sí consideraba conveniente proporcionarnos una idea teórica, “ya que su despertar es el corazón y la raíz del Yoga”.
Pues de eso se encargó su contemporáneo Gopi Krishna, quien consideraba que las personas comunes han absorbido ideas equivocadas sobre esta fuerza, tratándola como un poder sobrenatural. Pero a la luz del conocimiento moderno es un hecho sorprendente que “el cuerpo humano, en la región próxima a la base de la columna, posee un depósito de energía vital que, cuando se activa mediante determinados métodos, lleva a cambios asombrosos en el nivel humano de cognición, haciendo el cerebro humano receptivo a elevados estados de existencia, o a otras dimensiones de la consciencia”.
Esta extraordinaria experiencia ha dejado su impronta histórica en forma de profetas o iluminados, agrega Gopi Krishna, pero advierte que para llegar a la expresión de un estado trascendental de conciencia se requiere la base de apropiadas condiciones naturales físicas y psíquicas que permitan llevar a cabo esa transformación. Aguardando más información en la próxima nota, modestamente cuidaremos nuestra postura en las actividades cotidianas respetando el eje vertical. Namasté.