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La Asociación por los Derechos Civiles impulsa “Con mi cara no”, una iniciativa que busca concientizar sobre el reconocimiento facial. El objetivo es que la sociedad pueda entender cómo funciona, cómo se procesan los datos biométricos y por qué los riesgos de su implementación son mayores que los potenciales beneficios.
En conversación con FM 89.3 Santa María de las Misiones, Eduardo Ferreyra quien es oficial de la iniciativa, expuso que “en el caso del proyecto ‘Con mi cara no’ lo que se plantea es el uso de tecnología y reconocimiento facial con fines de vigilancia porque notamos que este proceso en Argentina no cumple con los requisitos del derecho”.
Detalló que “en varias provincias de Argentina se implementó el reconocimiento facial en estaciones de trenes, terminales de ómnibus o estaciones de subte, es decir lugares concurridos, para identificar mediante esa tecnología a las personas”.
Un dato que remarcó es que “el sistema no es infalible”. Mencionó que “en Argentina el sistema está siendo usado para detectar personas prófugas, pero aún en esos casos existe un riesgo para la población común porque el sistema no es infalible y detecta erróneamente”.
Ejemplificó que se registraron casos donde las personas fueron incorrectamente identificadas como delincuentes y “tuvieron que pasar varios días en la cárcel, pero después se mostró que no eran los delincuentes”. Aseguró que “es un sistema que comete varios errores”.
“Los datos biométricos son datos personales, por lo cual la principal legislación es la ley de Datos Personales”, apuntó.
La tecnología y los datos
La tecnología biométrica toma los rasgos de las personas, realiza un mapeo de las características físicas de la cara y genera una plantilla con la representación matemática para ese rostro único. Su propósito es comparar e indicar en tiempo real en qué porcentaje la plantilla de una cara captada por una cámara de videovigilancia se corresponde con las imágenes almacenadas en una base de datos predeterminada.
Los datos biométricos están vinculados con la identidad y no se pueden reemplazar, ya que forman parte de quién es cada uno como persona, sus características y comportamientos. Esto implica que ante una filtración de esas bases de datos, miles de personas van a encontrarse vulnerables a potenciales abusos y daños personales, se explicó desde la Asociación.