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Esta es la historia de Ivanna, una joven madre apostoleña que el 12 de enero último dio a luz a su bebé -Bruno- dos meses antes de lo previsto (28 semanas de gestación) y en plena pandemia. Bruno pesó apenas 800 gramos y estuvo 98 días en Neo y 48 de éstos intubado. A su papá, Pablo, lo dejaron alzarlo recién a las tres semanas. Ahora que los tres están finalmente en su casa, Ivanna quiso compartir la historia de su pequeño guerrero.
“Tuvieron que hacerme una cesárea de emergencia. Somos de Apóstoles, pero todo el embarazo me atendí en el Sanatorio Boratti. El 11 de enero vine a hacerme una ecografía de control, esa noche me internaron de urgencia. Bruno nació horas más tarde”, recordó.
“En el camino al quirófano mil cosas se me pasaron por la cabeza, sabía que mi bebé era muy chiquito. Me anestesiaron completamente porque no podían hacerme la epidural. Cuando me desperté, mi pareja, Pablo, me dijo que nuestro bebé era hermoso. Me llevaron a cuidados intensivos, donde tuve un día sin poder conocerlo”.
Al día siguiente conoció a su pequeño. “Me dijeron que me prepara que podría no ser fácil. Cuando entré en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), lo vi dentro de una incubadora, todo conectado, lleno de cables, intubado, tan chiquito, azul, con la piel casi transparente y las costillas que se le marcaban… pero estaba ahí, vivo, luchando y se me llenó el corazón de felicidad”.
Los días más difíciles
Ivanna recordó que los primeros días fueron los más difíciles, “solamente podía tocarlo y hablarle muy poquito y despacito. La mayor parte del tiempo era estar sentada en una silla mirándolo. Y no sólo eso, todos los días llegaba la hora en que me tenía que despedir, las noches eran eternas. ‘Un día a la vez’, nos decían las médicas. Una semana después, me dejaron alzarlo. Me lo pusieron en el pecho con mucho cuidado sosteniendo todos sus cables, y nos quedamos juntitos por casi una hora, piel a piel… fue la sensación más hermosa de mi vida. A partir de ese día, me permitieron alzarlo cada dos o tres días”.
Por la pandemia, el horario de visita para los papás en NEO es reducido, sólo de 18 a 20, “Pablo lo pudo alzar casi tres semanas después que yo”, señaló.
Cada gramo fue una fiesta
Con el pasar de los días, Bruno fue creciendo. “Para nosotros cada gramo más era una fiesta. Sólo los papás que pasaron por la Neo saben la felicidad que genera mirar la balanza y ver que subió 10, 15, 20 gramos. Es sorprendente ver cómo van creciendo, cómo luchan, cómo la incubadora que parecía gigante cada vez les queda más chica. Cada vez menos conectado a sensores, de a poco van dejando la sonda y empiezan a succionar. Bruno se prendía a su mamadera como si no existiera un mañana y lo sigue haciendo”, contó.
Ivanna recordó como uno de los momentos más felices cuando le sacaron la intubación y le colocaron la cánula de alto flujo. “¡Por fin pude escucharlo llorar! Al principio un poco ronco y después el sonido más hermoso del mundo”.
Estuvieron en Neo 98 días, de los cuales 49 días estuvo intubado, 9 días con cánula nasal de alto flujo, 32 días con cánula nasal de bajo flujo. Durante 39 días recibió alimentación parenteral.