
La Justicia no hizo lugar al pedido de prisión domiciliaria que hizo la defensa del agricultor acusado de matar a su peón y arrojarlo a un pozo de 30 metros de profundidad, indicaron fuentes del caso.
La causa, que investiga el crimen del trabajador rural Marcelo Antúnez Sequeira (33), se inició desde el mismo día en que la víctima desapareció, el lunes 4 de enero de este año. La policía de San Vicente lo encontró 40 días después con signos de haber sido asesinado a golpes y por el hecho fue detenido un hombre que era su empleador.
Debido a que el sospechoso es de edad avanzada (cumplió 72 años en abril pasado) la defensa solicitó que le fuera concedido el beneficio de la domiciliaria, que fue rechazada por el Juzgado de Instrucción 3 de San Vicente, cuyo titular es Gerardo Casco.
En su momento el acusado fue citado a declarar ante el mismo magistrado, acto en el que se abstuvo. Seguidamente fue imputado por “homicidio simple” y ordenaron que permaneciera privado de su libertad.
En la misma audiencia su defensa argumentó que además de su edad, el hombre padecía problemas coronarios y que figura dentro del denominado grupo de riesgo en el marco de la pandemia por COVID-19, por lo cual solicitó que no tuviera que volver al calabozo.
Esta solicitud fue corrida vista a la fiscalía y según pudo saber este Diario, tras conocerse los estudios médicos finalmente el martes último el pedido fue denegado.

“Todo tipo de tareas”
En la resolución donde se rechazó la domiciliaria, entre otros fundamentos que mencionó el fiscal, citó un video que figura en el expediente y donde el acusado fue entrevistado por un canal de televisión (mientras la víctima estaba desaparecida), donde “él mismo manifestó que realizaba todo tipo de tareas rurales propias de una persona que goza de buena salud”.
Como adelantó PRIMERA EDICIÓN, desde los primeros días en los que la policía comenzó a buscar a Antúnez Sequeira, la figura de su patrón estuvo bajo la mira de los investigadores.
Desavenencias
Según los familiares de la víctima, el día en que éste desapareció fue el ahora imputado quien lo fue a buscar para que le hiciera un “trabajito” en la chacra de su yerno. Pero el hecho que fuera quien lo llamó para realizar labores rurales justo el día en el que desapareció no fue el único cabo que los investigadores supieron atar.
Los parientes indicaron que entre Antúnez Sequeira y el hombre habían ocurrido roces en varias oportunidades.
La víctima trabajó al menos durante cinco años para quien ahora es el principal sospechoso. La relación comenzó a resquebrajarse cuando el patrón comenzó a acusarlo porque se le habían desaparecido garrafas y una cortadora de pasto. Pero cuando una supuesta demanda laboral de parte del trabajador rural llegó a manos de su empleador ahí empeoró todo.
Tras la denuncia por su desaparición la policía realizó rastrillajes, que dieron resultado el sábado 13 de febrero pasado. Ese día los efectivos se dirigieron a una chacra de picada El Progreso, a 30 kilómetros de San Vicente, justo en el lugar en el que habían citado a Antúnez Sequeira para que trabaje.
Los investigadores sintieron un penetrante olor a putrefacción que se extendía en un radio de 100 metros, entre plantaciones de pino, maíz y eucaliptos. Provenía de un pozo de agua que había en esa chacra. Debajo de ramas y piedras encontraron el cuerpo. Si bien estaba en avanzado estado de descomposición, la familia lo reconoció por características particulares.
La data de muerte coincidió con el día que lo vieron por última vez, el 4 de enero pasado.