
Con la presencia de solo dos testigos se concretó ayer la tercera audiencia del juicio contra el fisiculturista Javier Orlando Batista (40). Está acusado de “lesiones graves calificadas por violencia de género”.
La víctima y denunciante es su expareja Yennifer Korina Guayare (29), quien quedó cuadripléjica desde aquella madrugada del 16 de diciembre de 2016, durante una fiesta en la sede del Club Cooperativa de Oberá.
En la audiencia de ayer, declararon dos mujeres que habían sido parejas de Batista.
La primera fue contundente y dio detalles de episodios de violencia en la relación.
Se trata de Aída Ramírez, quien tras pedir permiso al Tribunal, declaró apoyada en la lectura de un cuaderno donde tenía escrito el testimonio que vertió ante los jueces Francisco Aguirre, José Pablo Rivero y Miguel Orlando Moreira.
Fue clara y directa: “En base a mi experiencia y conocimiento puedo decir que conozco la conducta del sujeto (Batista)”. Contó que tuvo una relación con él “desde septiembre de 2010 a mayo de 2011” y que convivieron menos de un mes en Wanda.
“La relación terminó por un episodio extremadamente violento (…) En ese tiempo él tenía actitudes extremadamente controladoras. Una extrema desconfianza y posesión hacia mi persona. Era de su propiedad, él era totalmente dominante y absorbente”.
“Yo pensaba cómo podía dejarlo de la mejor manera sin que reaccione. Me decía todo el tiempo ‘si me engañas te mato’ y me trabajaba con la culpa. Que yo era el bastón de su vida, que sin mi él se terminaba. Usaba frases como ‘sos mía por eso tenés que hacer lo que yo quiero’ o ‘tenés que hacerme feliz’”
“Buscaba desmoralizarme con ese comportamiento. Que me adecue a lo que él quería. En una ocasión yo quería ir a ver a una amiga y se enojó porque quería que me quede con él. Pateó una mesita de noche y rompió la puerta. Reaccionó de forma muy agresiva”.
“Hablá o te mato a palos”
En otra parte de su relato, Aída Ramírez, que acompañaba con miradas directas hacia Batista, contó que el episodio que ocasionó la ruptura fue un malentendido por un joven. Este se acercó al domicilio de ella para entregarle un currículum, para que después ella lo presentara a la empresa donde trabajaba.
“Luego el sujeto comenzó a gritarme diciéndome que era una puta, que seguro era mi amante cuando él no estaba en la casa. Y que quizás esa persona pensó que yo estaba sola y por eso había ido. Trabó la puerta, sacó la llave, tomó mi celular y comenzó a pisotearlo hasta hacerlo añicos”.
“Acto seguido me agarró del cuello gritando y me tiró al piso. Me quedé en shock y con pánico. Luego me agarró del brazo y me amagó con un cinto de cuero y me dijo que le diga la verdad porque me iba matar a palos. Al otro día, preparándome para ir al trabajo me agarró fuerte el brazo y me dijo: ‘Mejor a la vuelta hablá o te mato a palos’”.
También contó que a la noche siguiente fue a dormir a la casa de una amiga hasta que Batista abandonara la casa y ella cambió la cerradura.
Tiempo después, dijo que le escribía contándole que “su vida se había vuelto miserable. Por la culpa que me hacía sentir accedí una vez a verlo en lo de su madre. Le dije que ya todo se había acabado. No me animé a denunciarlo porque estaba en shock, no comprendía lo que me había pasado. Pensé que iba ser peor. Y me arrepiento por siempre de no haberlo hecho”.
“No tienen miedo”
También contextualizó: “Alrededor de un golpeador hay una comunidad y una familia que calla, formando un sistema que le permite existir. La violencia contra las mujeres no tiene ni nunca tuvo castigo real. Por eso los femicidas y violadores no tienen miedo de serlo. No subestimen por favor que este sujeto es un peligro latente”.
Luego fue llamada a dar su testimonio Liliana Rodríguez, una mujer con quien Batista se relacionó catorce años atrás. Dijo que no le tocó vivir episodios de violencia y aclaró que la pareja se terminó por diferencias de proyectos de vida y la edad que cada uno tenía en ese entonces.
Los otros dos testigos citados no fueron encontrados, por lo cual fueron aceptadas las declaraciones que oportunamente dieron en la etapa de instrucción del expediente.
Para hoy se aguardan los alegatos y la sentencia, pero previamente otros tres testimonios de médicos y peritos, pero también la actual pareja de Batista, testimonio éste que fue solicitado a último momento por la defensa.