Desde el inicio de la pandemia y hasta la primera semana de mayo se diagnosticaron al menos 6.010 casos de pacientes con Enfermedades Inflamatorias Intestinales (EII) infectados con COVID-19, de los cuales 81 son argentinos. Además, el registro mostró que del total de casos, un 15% requirió internación, un 3% cuidados intensivos y un 2% respirador, mientras que la mortalidad fue del 2%.
Y es que a pesar de que si bien la evidencia científica actual señala que los pacientes con EII no presentan mayor riesgo de infección por COVID-19 que el resto de la población ni tienen peor pronóstico en caso de contraerlo, su tratamiento puede requerir medicamentos que actúan sobre la inmunidad.
Por ello, el control periódico y la continuidad de las terapias son “fundamentales” para evitar complicaciones que lleven a hospitalizaciones y puedan exponer a los pacientes al COVID-19, advirtieron especialistas con motivo del día mundial de esas patologías, que se conmemora cada 19 de mayo.
“Lo que sabemos hasta ahora es que el COVID-19 no afecta con mayor frecuencia a los pacientes con EII en comparación con la población general. Tampoco presentan peor pronóstico. Pero hay que tener en cuenta que el tratamiento de estas patologías puede necesitar medicamentos que actúan sobre algún aspecto de la inmunidad, por lo que es muy importante que los pacientes estén controlados, no discontinúen el tratamiento ni se automediquen, para disminuir la posibilidad de requerir internaciones, procedimientos y estudios que aumenten la exposición al SARS-CoV-2”, indicó la Dra. Alicia Sambuelli, médica gastroenteróloga, coordinadora del Grupo de Trabajo de EII del Hospital de Gastroenterología Dr. Carlos Bonorino Udaondo.
Acerca de las EII
Son dos enfermedades crónicas que causan inflamación en el tracto gastrointestinal: la colitis ulcerosa (CU), que afecta sólo al colon, y la enfermedad de Crohn, que puede afectar cualquier porción del aparato digestivo, desde la boca hasta el ano.
Otras afecciones como las enfermedades inflamatorias no clasificables y la colitis indeterminada también forman parte de las EII, pero no cumplen los criterios para ser identificadas como una de las dos mencionadas.
Según el subtipo, pueden causar síntomas como diarrea, sangrado rectal, dolor abdominal, obstrucción intestinal y/o fístulas.