La leyenda del boxeo Mohamed Alí, un ícono del siglo XX cuya vida y carrera de más de tres décadas trascendió el mundo del deporte, falleció el viernes 3 de junio de 2016 a los 74 años en un hospital de Phoenix, Estados Unidos.
“Después de 32 años de luchar contra la enfermedad de Parkinson, Mohamed Alí murió a la edad de 74 años”, dijo su portavoz, Bob Gunnell.
El triple campeón mundial de los pesos pesados había sido hospitalizado dos veces a finales de 2014 y principios de 2015 por neumonía e infección del tracto urinario.

Nacido como Cassius Marcellus Clay Jr., adquirió el nombre de Mohamed Alí cuando se convirtió al Islam.
Su nombre original comenzó a sonar cuando en los Juegos Olímpicos de Roma en 1960 se alzó con el oro en los pesados y cuatro años después se coronó campeón mundial profesional.
Sus trajines en el cuadrilátero de la vida comenzaron desde muy temprano, ya que creció en el sur segregado
y experimentó prejuicios raciales y la discriminación de primera mano. Quizá por eso se abrazó al boxeo y a los 12 años descubrió su talento para el mismo a través de un extraño giro del destino, cuando robaron su moto.
Clay le dijo al policía que quería golpear al ladrón, y ese oficial, Joe Martin, era también entrenador de boxeadores en un gimnasio local. Así comenzó su leyenda.
El hombre apodado “El más grande”, conmocionó más tarde a los Estados Unidos en 1967, por negarse a hacer el servicio militar e ir a la guerra de Vietnam por sus creencias religiosas, ya convertido al Islam.
Fue encarcelado, despojado de su título y se le prohibió el boxeo durante tres años y medio antes de volver a ser campeón del mundo en 1974, al lograr los títulos de la AMB y CMB, cuando ganó por KO (8º round) a George Foreman durante la “Batalla en la Selva” en Kinshasa, actual República Democrática del Congo, antigua Zaire.
Más tarde perdería su título a los puntos ante Leon Spinks, lo recuperaría y diría adiós a los cuadriláteros con un nuevo tropiezo contra Trevor Berbick el 11 de diciembre de 1981. Pero eso no empañó ni un ápice su leyenda.
En 1984 Alí anunció que tenía Parkinson. “(Dios) me dio la enfermedad de Parkinson para mostrarme que era un hombre como los demás, que tenía debilidades como todo el mundo. Es todo lo que soy: un hombre”, apuntó en una entrevista en 1987.
Desde entonces, comenzó la lucha contra la enfermedad que padeció por más de tres décadas, hasta que finalmente “colgó los guantes” hace cinco años.