La “transición energética” en Argentina demuestra dejar de ser una simple transición y ya parece un camino irreversible. De acuerdo al registro histórico de energías mensuales que publica la Compañía Administrador del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa), en abril, la contribución de las energías renovables a la matriz energética representó un 13,3% del total, un valor récord desde enero de 2018.
El aporte incluye a las cuatro bioenergías más importantes, como ser la eólica, solar, biocombustibles e hidráulica.
En rigor, del 13,3%, el gran contribuyente es la matriz eólica, con 9,8%, mientras que el otro 1,5% provino de la energía solar. Considerando que la diferencia hasta el porcentaje final queda asociada al aporte de las bioenergías y la hidráulica, de esta forma, se evidencia el potencial que tienen las otras dos alternativas renovables.
Justamente, se ven estos datos en un momento en que la posibilidad de una nueva ley de biocombustibles arrinconaría a un sector que viene creciendo en la Argentina hace 20 años.
Por otra parte, los mismos datos demuestran la gran inversión, y las condiciones favorables para hacerlo, que realizaron los sectores durante poco más de tres años de trabajo.
Sin embargo, ahora, cuando se tocó un punto récord, muy lejos del aporte promedio del 7% que hacía el sector renovable a la matriz, se registra un fuerte estancamiento de las inversiones por falta de financiamiento.