Adriana Calvo es una mujer con todas las pilas, está siempre haciendo algo que tenga que ver con el trabajo manual. Su fuerte son los vestidos de fiesta, los brillos, el bordado, la corsetería, pero desde que se instaló el tema: “quédate en casa” y se suspendieron las grandes fiestas de fines de semana, los pedidos de vestidos se suspendieron. “Como todos los que emprendemos tuve que reinventarme, aunque no dejo de coser porque es lo que amo, sí le busqué la vuelta para poder generar ingresos desde otra alternativa”, cuenta Adriana feliz porque logró crear innovadoras camitas para gatos y perros.
Ella las llamó Catmitas y son más que un nido de contención para las mascotas mimadas, pues tienen un hermoso toque decorativo.
“Buscando qué hacer encontré la técnica para trabajar con hilos y ahí surgió la idea de hacer camitas para gatos y por eso le puse el nombre Catmitas. Apenas logré crearlas, con la ayuda de mi hija que es diseñadora gráfica hicimos las tarjetitas y me diseñó el logo para mi emprendimiento. Trabajamos junto a mi pareja, él me ayuda con las compras de los materiales y yo las fabrico. Estamos tratando de que todos quieran porque están hechas totalmente a mano y llevan un colchón que también hago yo con diferentes motivos, así pueden elegir el que más les guste”.
Sin embargo la apuesta innovadora no se queda allí, actualmente ya están preparando lámparas en el mismo estilo tejido y por qué no, quienes deseen hasta podrán crear su rincón de relax con su lámpara y la mascota descansando a su lado.
Los materiales que utiliza son hilos de algodón y sisal, si son con hilos de algodón, las camitas pueden ser de colores o naturales con sisal, muy artesanales.
De brillos y alta costura
Adriana es de Posadas, tiene dos hijos Gonzalo y Camila y es abuela de una joven adolescente de 16 años.
Ella estudió la primaria en la Escuela Nº 1 y la secundaria en la Normal Mixta. “Siempre me gustaron las manualidades de hecho me dedico a la costura desde hace 35 años. Empecé haciendo ropitas para mi hijo como entretenimiento, pasó el tiempo y cuando nace Camila empecé a hacerle vestiditos, siempre tuve la guía de personas que sabían mucho sobre costura y fui aprendiendo y mejorando. Así, un día a una amiga le gustaron los vestidos que le hacía a mi hija, y comencé a vender. Justo me había separado y encontré un veta económica, luego ya me fueron gustando los vestidos de fiesta, bordados con piedras y la corsetería. Hubo un tiempo en que vivimos en Buenos Aires, allí cosía para una tienda y ahora sigo bordando para ellos, me envían los materiales y hago corsets bordados. Me encanta, sigo trabajando, pero como los pedidos son escasos acá estamos con este emprendimiento que nos gusta y nos da placer hacerlos”.
