El impacto en la actividad económica de la recesión que comenzó en abril de 2018 fue tal que equivale a la pérdida completa de tres meses íntegros de producción. Así lo estimó un estudio realizado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).
“La actividad económica se está recuperando del impacto de la pandemia, pero es un hecho que hace varios años atraviesa un contexto recesivo”, consideró el informe hecho por el economista Nadin Argañaraz.
Para poder cuantificar cuánto fue la caída real de la economía en los últimos años, el estudio de Iaraf tomó como referencia los doce meses entre abril de 2017 y marzo de 2018, es decir, el último año antes de que se desatara la primera crisis cambiaria que dio inicio al período recesivo que todavía continúa.
Tomando como base esos doce meses, midió la performance de la producción de la economía argentina en los tres períodos siguientes hasta 2021. Los cálculos de Iaraf muestran que “la producción estuvo 5%, 7% y 14% debajo del año de referencia en cada uno de los últimos 3 períodos, respectivamente”.
“Si se acumula esta menor producción de cada período, se obtiene que equivale al 26% de la producción del año base. Expresado en meses, esta cifra equivale a 3,1 meses de producción del año base”, fue la primera conclusión de Iaraf.
Por otra parte, el informe hizo el mismo ejercicio para medir la situación en algunos sectores puntuales como Actividades agropecuarias, Intermediación Financiera, Transporte y comunicaciones, Industria manufacturera, Construcción, Comercio y Hoteles y Restaurantes.
La actividad de mayor pérdida fue la del sector de Restaurantes y hoteles, con una merma acumulada de producción del 63% en los últimos 36 meses. Este rubro fue particularmente impactado por las restricciones a la actividad y la circulación que llegaron con la pandemia. Siguiendo el mismo criterio que al medir la economía en términos generales, en tres años este sector perdió el equivalente a 7,6 meses de producción.
Le siguieron Comercio con un 39% (4,6 meses perdidos), Industria con un 37% (a 4,4 meses), Construcción con un 36% (4,3 meses), Transporte y comunicaciones con un 31% (3,8 meses), Intermediación financiera con un 17% (2,1 meses) y Actividad agropecuaria con un 16% (1,9 meses).
“Esta es la situación con la que los principales sectores generadores de actividad argentina arrancaron el año 2021, año en el que la pandemia vuelve a generar incertidumbre tanto en materia de salud como de actividad económica”, concluyó el Iaraf.
Este centro de estudios ya había realizado recientemente un ejercicio similar para medir cuál fue la pérdida del poder de compra que tuvieron los salarios desde que comenzó la crisis económica. Desde marzo de 2018 el salario de los empleados formales del sector privado perdió 15,6% de su valor y el de los empleados públicos un 20,7%, pero ambos superaron la caída que sufrieron los trabajadores informales: 25,9%.
Viendo la evolución por año, se aprecia que para los tres sectores de trabajadores la mayor caída real se dio entre marzo de 2018 y marzo de 2019. El segundo año de mayor caída real depende del sector. Para el sector privado no registrado fue el período que va de marzo de 2019 a marzo de 2020 y para los otros dos el que va de marzo 2020 a marzo 2021, es una de las conclusiones del informe.
Sobrevivir en la pandemia
Los hogares argentinos pobres recurrieron en forma masiva a las transferencias de recursos desde el Estado para sobrevivir en 2020, de la mano de programas como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y otras formas de asistencia estatal extraordinaria puestas en marcha por la pandemia.
Pero ni siquiera eso alcanzó: el año pasado también se disparó el recurso al uso de ahorros, préstamos pedidos a familiares o amigos y hasta la venta de bienes con tal de poder sobrevivir. Y, pasado lo peor de la cuarentena, ante la pérdida del trabajo se dispararon las actividades cuentapropistas menos productivas.
El año 2020 pasó a la historia como uno de los peores derrumbes de la actividad económica argentina reciente, con una caída del 9,9% del producto. De la mano de la menor actividad, la pérdida de empleo, la caída en la tasa de actividad y la inflación la pobreza pasó así en un año del 38,5% al 45,2%, siempre según datos oficiales.
Ante esa situación, el recurso a medidas de emergencia se disparó entre los hogares pobres.