
“Durante esta pandemia los pacientes se dieron cuenta de la importancia de la calidad de un laboratorio con un profesional de confianza”, señaló Rubén Marcelo Angeloni, bioquímico y tesorero del Círculo de Bioquímicos de Misiones.
Sostuvo que ante esta situación “nunca dejamos de trabajar. Primero fue una incógnita de cómo hacerlo sin contagiarnos, adoptando todas las medidas de seguridad“.
“Fue una readaptación de lo que hacíamos anteriormente. Empezamos a hacer los diagnósticos antes que el Estado lo hiciera en forma masiva, y para nosotros significó mucho porque si bien era arriesgado hizo que la gente esté mas tranquila o se aísle con un diagnóstico certero”, continuó.
Indicó que la sensación fue similar a cuando aparecieron los primeros casos de VIH. “Fue como algo que nos hizo preguntar ¿qué hacemos ahora?, ¿tomamos este riesgo o no? Y después nos dimos cuenta que no era una opción sino que era nuestra función, nuestra labor hacerlo. Y con esto pasó lo mismo”
“El VIH era más controlable, si no te pinchabas, tenías cuidado, estaba todo bien. Pero con esto no fue tan fácil. No se sabía por donde podía venir el contagio, y qué cuidados servían, y cuáles no. Empezamos con camisolines, máscaras, barbijos de triple capa, diferentes a los de uso normal, que realmente impiden respirar, lo que se hacía más difícil en días de calor”, agregó, quien transita los 27 años de profesión.
Manifestó que “trabajábamos con enfermedades infecciosas pero no con algo como ésto donde por no lavar las manos o por un barbijo inapropiado podes enfermar. Usamos sales de amonio cuaternario que no se utilizaban para higiene de laboratorio, que usualmente se limpiaba con lavandina o alcohol”.
Entiende que la mayor cantidad de trabajo se acumuló en vísperas de Navidad y Año Nuevo. “Fue la gran ola que sentimos en los laboratorios privados. Recuerdo que la tarde-noche del 31 de diciembre la pasé en mi laboratorio con 30 pacientes esperando el resultado”, dijo.
Además añadió que “desde el Gobierno íbamos improvisando juntos, porque desde ninguna de las partes se sabía como manejar el tema. Tuvimos la suerte de conseguir con rapidez los insumos necesarios tanto para las PCR como para los testeos rápidos. Esa fue una gran ventaja”.
Sostuvo que la realidad del bioquímico que ejerce en Misiones es diferente a la de cualquier bioquímico del país “porque aquí el mercado está fragmentado. En Posadas se pierde lo más importante, que la libertad de elegir quién es el prestador o quién es el profesional que te va a tratar”, lamentó.