Más de 80 olerías situadas en el Porvenir II están al borde del quiebre. La mayoría de ellas ya no tiene insumos para producir ladrillos y quienes todavía resisten, se ven obligados a bajar los precios a valores, incluso por debajo del costo.
“Nos están comprando por 6 pesos la unidad mientras que producirlo nos sale alrededor de 7 pesos, no tenemos ganancia. Algunos todavía estamos comprando la materia prima para trabajar, pero más adelante ya no vamos a poder ni siquiera hacer eso porque nos gastamos el dinero de lo vendido para comer”, contó angustiado Tomás García, olero y dirigente de sus pares, quien relató las necesidades en el barrio, profundizadas por la crisis del COVID19.
“Estamos realmente muy mal, los costos no paran de subir y no podemos vender a precio razonable”, enfatizó.
“El aumento en los precios del aserrín, la arcilla y la mano de obra, más el brusco descenso de los precios, de 12 pesos a 6 pesos por unidad, nos dejó por el suelo”, se explayó el trabajador.
Para el hombre, la mayor interferencia para dignificar la actividad está dada por la presencia de los intermediarios, quienes “nos tiran los precios abajo para comprar, pero sobrefacturan para vender, mientras nosotros perdemos“, insistió.
“Lo que producimos no tiene ganancia en este momento, ni siquiera estamos empatando, producir un ladrillo nos cuesta 7 pesos. Evidentemente estamos trabajando para la ganancia de otros”, dijo.
Por esa razón, hace algunos años estos oleros de El Porvenir se organizaron para conformar una cooperativa que, si bien ya está constituida legalmente, aseguró García, todavía no puede empezar a cumplir sus objetivos. “Hasta el día de hoy no hemos podido ser escuchados para el acceso a créditos que nos permita adquirir un camión para vender la producción por nuestra cuenta. Seguimos obligados a venderle a quien tiene un camión para transportar los ladrillos”.
Para el olero es menester que las autoridades provinciales se sensibilicen con lo que están atravesando estos productores primarios, primero para destrabar créditos, segundo que se elimine la figura del intermediario y que un porcentaje de los ladrillos destinados a las obras públicas que corresponden a viviendas se compre de forma directa a los productores.
“La provincia está comprando a los intermediarios y queremos que eso se reduzca un poco, para que podamos negociar con los compradores y que no se ahogue nuestra actividad”, pidió.
“Queremos vender como cooperativa, ya tenemos los papeles en orden en la AFIP y ahora queremos ponerla a funcionar”, recalcó.
García también contó a PRIMERA EDICIÓN que están elaborando un proyecto de ley para ser presentado ante la Legislatura Misionera para la donación de terrenos de donde puedan extraer arcilla, la principal materia prima.
“En todo Misiones somos más de 7 mil oleros que vivimos de este trabajo, pero carecemos de tierra; nosotros vivimos de ella y tenemos la necesidad de que nos sentemos a una mesa a negociar un convenio con el Gobierno de la provincia para acordar un modelo de concesión de terrenos productivos que podamos administrar de acuerdo a las necesidades de nuestra escala de extracción“, remarcó García.
“Nos urge contar con un asentamiento de donde podamos extraer la tierra de forma racional. Entendemos que esa es la mejor manera de organizarnos; es decir, si contamos con un modelo de asentamiento que sea pensado acorde a las necesidades del olero por fin vamos a poder vivir dignamente”, pidió.
Reclamó García: “La forma en la que estamos obligados a vivir es de lo más precaria, estamos en la pobreza más profunda y no paramos de trabajar”.