Vecinos del barrio Santa Rita de Cerro Corá sueñan con la capilla propia y pese a las dificultades, dadas especialmente por la crisis del COVID-19, no bajan los brazos para retomar la obra iniciada en 2017.
La obra está emplazada en el barrio Santa Rita de esta localidad y contó con la colaboración de vecinos de asentamientos aledaños, quienes unieron fuerzas para encarar el proyecto.
Eduardo Rafael Britez, nieto de ucranianos por parte materna y una de las personas más activas en la misión, contó a PRIMERA EDICIÓN que la capilla católica del rito ucraniano es más bien producto de la necesidad que teníamos en el pueblo de “contar con un espacio donde encontrarnos, fomentar la fe católica, bizantina y de esa manera recuperar y revalorizar las grandes historias de fe y milagros que han vivido en esta tierra nuestros abuelos inmigrantes”, explicó.
“Aquí somos muchos nietos de inmigrantes llegados especialmente desde Ucrania y eso dio el puntapié de la labor”, se explayó. Las cosas no fueron fáciles ni al comienzo, para reunir el dinero y sentar las bases fundamentales se organizaron ferias y ventas de locro, pollos, empañadas y rifas de distinta índole.
“También recurrimos a las donaciones de los fieles, una de ellas fue muy importante de parte del Obispo de la Eparquía (Diócesis Ucraniana), Daniel Kozelinski Netto, de la diócesis para los Católicos de Rito Ucraniana en Buenos Aires, Argentina”, prosiguió.
“De esa forma pudimos avanzar con lo más importante y costoso: base, estructura (paredes) y techo, tipo tinglado”.
Con el paso del tiempo y con el trabajo ya bastante avanzado, en el barrio se lograron otros donativos, llamativamente provenientes de grupos de personas pertenecientes a otras creencias religiosas pero movilizadas a colaborar.
“De hecho hubo donativos anónimos de parte de grupos que no se identificaban con afiliaciones religiosas y que estuvieron siempre dispuestos a colaborar”, destacó Britez.
Indicó el hombre: “Sentimos que nuestra misión aquí es revalorizar la cultura ucraniana, la fe católica venida de Bizancio y apuntarle al rol social de la iglesia, dada por la mano extendida a las personas más necesitadas económicamente”. (Ver recuadro)
Incertidumbre
No obstante, cuando en marzo de 2020 se dictó el aislamiento obligatorio y la cuarentena por el avance del coronavirus todos los engranajes quedaron detenidos, ya que la economía se retrajo fuertemente y los primeros efectos se notaron en la población más vulnerables que era de donde las colaboraciones tenían mayor fuerza.
“Ladrillo a ladrillo, fuimos haciendo las cosas con mucha dificultad. Sin contar que también han sido muy pocos los servicios religiosos durante este tiempo para cuidarnos y cuidar a nuestros vecinos de los contagios”, sostuvo el colaborador.
Para poder avanzar con la obra se necesitan, especialmente las aberturas, ya que con la llegada del frío y las lluvias, se espera poner bajo resguardo a los fieles.
Quienes tengan interés en sumar su aporte, pueden comunicarse con Britez al 3764 71-1811 e interiorizarse de cómo ser parte de la misión.
“Todo lo que visualizamos grande hoy en Misiones comenzó por algo pequeño: nuestros inmigrantes y su fe. Nos parece trascendental volver la mirada a esas raíces. Ese es el objetivo que nos juntó a los vecinos por la capilla: fundar un movimiento, una iglesia que nos sirva para rescatar tradiciones y culturas de nuestros inmigrantes”, aseguró.
Piedra fundadora
Daniel Kozelinski Netto Obispo de la Eparquía (Diócesis Ucraniana) en Buenos Aires se interesó en la misión de Cerro Corá, y cuando vio las acciones, importantes, pero insuficientes realizó la donación para sentar bases, paredes y techo.
“Unidos tenemos que salir adelante”
En los últimos tiempo venimos notando el sufrimiento de tantas familias en Cerro Corá que como miembros de la iglesia y creyentes nos vimos en la necesidad de intervenir: Nuestros vecinos sufren la pérdida de sus trabajos, ya que escasean las tareas rentadas en los campos y en la chacra se produce muy poco”, reflejó Eduardo Rafael Britez al comentar algunas de las acciones solidarias que se llevan adelante en la capilla.
“A partir de la pérdida del empleo de tantas familias surgió desde el seno de la comunidad católica del rito bizantino-ucraniano de Cerro Corá la idea de reunir alimentos no perecederos, ropas de abrigo en buen estado y calzados”.
Hace dos años
El plan de asistencia comenzó tímidamente hace dos años, cuando todavía no estaban ni siquiera los cimientos de la capilla, pero que de todas formas se quiso hacer para marcar el rumbo de ayuda y amor al prójimo que promueven.
“En dos años no hemos dejado de entregar artículos de primera necesidad a las familias, como así también mercaderías para tener algo qué poner en la mesa”, dijo agradecido con la solidaridad de los misioneros que se movilizan a fin de paliar la urgencia que le toca vivir a la gente del lugar.
“La crisis nos toca muy de cerca a todos, tengamos o no empleo y es por ello que no podemos mirar a un lado sin ayudar, en lo poco o en lo mucho”, argumento el religioso.
Britez se desempeña como personal de Salud en un CAPS situado a un kilómetro de la capilla y aseguro palpar día a día la situación de sus vecinos.
“Como cristiano católico me toca profundamente ver lo que ocurre y me siento en la responsabilidad de dar, lo poco o mucho que tenga, para quienes están pasando aún más mal que nosotros tengan esperanza de cambiar sus realidades y pases un poquito mejor este invierno”, recalcó.
“Nuestro trabajo de solidaridad está dirigida a toda la población, ayudamos sin mirar a quien. Todos sin excepción saben que aquí no se van a ir con las manos vacías, jamás vamos a mirar su religión, color político o filosofía de vida de ningún ciudadano. La meta es ayudar y por eso es que pedimos que se sumen. Unidos tenemos que salir adelante, de esta crisis y las que vendrán”.