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Diego Javier Dos Santos tenía 25 años y en los primeros minutos del domingo 20 de junio, cuando comenzaba a celebrarse el Día del Padre en todo territorio argentino, una pelea y posterior ataque con arma blanca en el barrio San Miguel acabó con su vida.
La herida cortante en región lateral izquierda del cuello de 4 centímetros le provocó un shock hipovolémico en poco más de 40 minutos, que fue el tiempo que agonizó según testigos. Ayer su familia, amigos y vecinos realizaron una marcha para pedir justicia por “Dieguito”, como lo conocían todos.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Adriana (24), esposa de la víctima, fue una de las primeras en tomar contacto mientras se desarrollaba la caminata con pancartas y afiches con la imagen de Dos Santos, pero enseguida se quebró ante el dolor que aún no puede superar.
“Yo estoy acá para pedir justicia, que los culpables paguen. Esto no puede quedar así, la mayoría acá en el barrio sabe quien fue el que le hizo eso a mi marido y no puede estar suelto, hay testigos que lo vieron. Por favor le pido a la gente que me apoye para que esto no quede así”, agregó entre lágrimas.
La causa es investigada por la Justicia Correccional y de Menores de Oberá y mantiene a un joven de 16 años como sospechoso en calidad de demorado. Supuestamente él y un hermano junto a otros amigos del barrio, incluida la víctima fatal, se reunieron la noche previa al domingo 20 de junio para compartir bebidas y una presunta discusión por un vino desató la pelea y muerte.
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Marilena (54) es la madre de Diego y en contacto telefónico con este Diario y durante la propia marcha, habló y dejó en claro lo que busca para su hijo. “Acá debe haber más control policial. Mi hijo siempre anduvo por el barrio y nunca fue malo con nadie”, comenzó la mujer.
“Quiero justicia por él, mi vida ya está destrozada porque nada me lo va a devolver pero queremos justicia”, insistió. Dijo además que él había llegado hace dos meses con su esposa e hijas de 8 y 9 años, para trabajar en Oberá y estar más cerca de ella.
Anteriormente estaban en Bernardo de Irigoyen a donde se habían ido hace un tiempo, siempre por cuestiones laborales.
Dos de las cinco hermanas de Do Santos se sumaron a las declaraciones y no perdieron la oportunidad de exigir justicia por su hermano. Sandra (29) y Mariana (23), fueron las que hablaron: “Necesitamos un destacamento en el barrio, no puede ser que mi hermano estuvo más de 40 minutos tirado en el piso hasta que llegó la policía y la ambulancia. No lo tenemos más a él pero nosotros vamos a hacer justicia. Queremos que la policía recorra como debe ser”, coincidieron.
Por último, el que habló fue un joven que asegura haber estado el día del hecho. Preservando su nombre porque puede ser considerado un testigo clave, dijo: “Quiero toda la justicia del mundo, estuvimos tomando juntos ese día. Era un buen pibe, no molestaba a nadie. La gente siempre hablaba bien de él. Yo entré un rato a la casa a buscar algo y cuando salí vi cómo uno de los hermanos (presuntos autores del ataque) le apuntaba con una escopeta y el más chico de ellos después lo agredió con un cuchillo”, concluyó.