Apóstoles conmemora este martes 29 de junio el día de sus santos patronos, San Pedro y San Pablo. La festividad nuevamente llega en un contexto bajo protocolo sanitario y no habrá festivales ni peñas, sí venta de comestibles de platos salados y dulces. Habrá diferentes misas que tendrán como celebración central a las 10 de la mañana con presencia de autoridades municipales y fuerzas de seguridad.
Desde la secretaría de la parroquia local adelantaron: “Habrá ventas de empanadas, pastelitos y chorizos, pan salado y dulces. Invitamos a todos los fieles, el pueblo en general a colaborar respetando los protocolos sanitarios de público conocimiento”.
Este año, en un contexto difícil económicamente será mucho con la colaboración de los fieles de cada uno de las capillas de los barrios, mucha donación a lo cual agradecemos”, contaron.
Un poco de historia de la Iglesia
Según indica los registros históricos, el 28 y 29 de junio es considerado una fecha sagrada por todos los habitantes del pueblo, porque en él se celebra el martirio de los santos Pedro y Pablo. Estos mártires, en su predicación, daban testimonio de lo que habían visto con un desinterés absoluto, dieron a conocer la verdad hasta morir por ella y el infinito amor a Dios sobre todas las cosas.
En 1641 el pueblo tomó el nombre de Príncipe de los Apóstoles. Esto fue porque recibió gente de la reducción de Apóstoles de Caazapaguazú, destruida por los bandeirantes (Brasil). Hacia 1644 el pueblo tomó el nombre de Santos Apóstoles San Pedro y San Pablo, de ahí la celebración en este día y el recuerdo a través del tiempo.
Apostillas a tener en cuenta
Don José Hipólito Reboratti fue un distinguido vecino siempre muy relacionado con la Parroquia San Pedro y San Pablo; escribió más de 200 publicaciones periodísticas con datos históricos locales, en virtud a ello el recordado sacerdote Francisco Chijanowski le encomendó la tarea de ordenar el archivo Parroquial.
De esa tarea surgió el libro “Pequeña Historia de la Parroquia San Pedro y San Pablo”, que fuera terminado en el año 1987 pero fuera publicado recién en el año 2008. Es una minuciosa labor con datos sumamente interesantes y que incluye además algunas fotografías históricas .
En el mencionado libro, Reboratti señala que la primera capilla del pueblo de Apóstoles se inició en 1899 con la presencia del padre Cylaleski, construcción que continuó el padre Antonio Pilk, sacerdote de la Congregación del Verbo Divino, en un terreno donde actualmente está el Club Unión.
La segunda capilla estaba ubicada en la esquina formada por la calle Belgrano y Avenida Sarmiento, donde hoy está la entrada del Salón Parroquial, y fue construida a mediados del año 1914 y terminada en 1916 con techo de cinc, pisos de ladrillos.
Ese año se inició también la edificación del Asilo, para albergar a niños y niñas que venían de las colonias a recibir la doctrina. Este precario edificio con mejoras albergó años después a jóvenes estudiantes ya que allí funcionaron la Escuela Normal y posteriormente la Escuela de Comercio 3-.
Cuando se construye el Salón Parroquial en la década del 60 se destruye parte de la segunda capilla, quedando parte de ella y allí funciona en la actualidad la secretaría parroquial.
Es digno señalar que en este libro se destacan las diferentes donaciones de los vecinos contribuyentes para las edificaciones y remodelaciones.
Los comienzos de la iglesia se dan en el año 1926 y el constructor fue Martín Sviderski. Sus cimientos hasta un metro de altura están hechos en piedras Itá-Curú provenientes de las Ruinas Jesuíticas de Apóstoles.
La joven y pujante ciudad de Apóstoles de principios de siglo XX requería edificios modernos, elegantes y de alta calidad. Encargos civiles, religiosos o particulares recibía Martín a diario. Perfeccionó las técnicas constructivas con adobe local, ladrillos macizos, cielorraso de caña y adobe. Las casas y comercio todavía mantienen su calidad constructiva, eficiencia en la ventilación, control del calor y la elegancia de sus fachadas.