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Desde el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) señalaron que tanto la producción de hoja verde como la provisión futura de yerba mate a los consumidores se encuentran “totalmente garantizadas”, desestimando los planteos realizados por el sector industrial y molineros sobre un supuesto faltante y posterior efecto de alza de precios en la materia prima por la decisión de regular las nuevas plantaciones.
En ese sentido desde el Instituto sostienen que la Resolución 170/21, lejos de prohibir las plantaciones de yerba mate y destruir la capacidad productiva, prevé en sus fundamentos un crecimiento regulado y equitativo para que todos los actores, tanto pequeños como medianos y grandes, puedan aumentar su superficie.
Entrevistado por PRIMERA EDICIÓN, el presidente del INYM, Juan José Szychowski, brindó sus consideraciones relacionadas a los objetivos que persigue la reciente resolución y diferentes aspectos que hacen a la cadena yerbatera.
Arraigo del productor
La Resolución 170/21 habilita la plantación de hasta 5 hectáreas por año y la renovación de hasta el 2% de lo ya plantado, poniendo en igualdad de condiciones tanto al pequeño como al mediano y gran productor, dentro de una medida que permitirá un crecimiento ordenado y paulatino de materia prima, brindando condiciones para el arraigo de la familia rural, la generación permanente de mano de obra a cosecheros y contribuyendo a la dinamización de la economía en cada uno de los municipios donde están las plantaciones.
Así, en primer lugar, Szychowski aclaró que la medida “permite que todos planten 5 hectáreas sin distinguir el tamaño. No se perjudica al más grande, porque además de plantar 5 hectáreas, cada uno puede sumar un 2% en plantaciones nuevas de acuerdo a la plantación que ya tenía. Con eso también protegemos la capacidad productiva de los que tienen muchas hectáreas, porque la pueden seguir manteniendo”.
“Se controla el avance de los grandes grupos económicos sobre el pequeño productor. Nadie va a poder venir a plantar de golpe unas 500 o 2.000 hectáreas desplazando a ciento de productores de la chacra”, planteó y amplió: “Lo que buscamos fundamentalmente es el arraigo del productor a la chacra. El productor que está arraigado y vive de la chacra, necesita de la yerba como su fuente de ingreso con la venta de la hoja verde. A esas personas estamos protegiendo”.
Cabe recordar que un tarefero cosecha entre 700 y 800 kilos de hoja verde por día, mientras que una máquina (que es lo que están usando las grandes plantaciones) cosecha 20 mil kilos por día.
Por ello en relación al trabajo en las grandes extensiones, sostuvo que “las nuevas plantaciones son de altísima densidad preparada para la cosecha mecánica. Si las nuevas plantaciones se seguían haciendo de esta forma, no solamente iban a desplazar a los productores de las chacras sino también a la mano de obra del sector porque va a ser totalmente mecanizado”.
“Ya hay más de 25 máquinas trabajando sobre esas plantaciones, de altísima tecnología en distintas zonas de la provincia, sobre todo en la Zona Sur y en Corrientes”, apuntó.
Cuestionamientos de Industria
En relación a los cuestionamientos que recibió la iniciativa, principalmente por parte de algunas entidades como la COPAL, la Cámara de Molineros de Yerba Mate de la Zona Productora, y representantes de Corrientes, el presidente del INYM contestó: “Dicen que nuestra resolución es intempestiva o que no se dio debate al respecto. Pero tenemos que aclarar que este tema se viene debatiendo como mínimo desde el 2017, año en el que se sacó una resolución, la 059/2017, que fue firmada por el sector industrial y Corrientes, en la cual se prohibían las plantaciones por tres años”.
“También se ponía un cupo de cosecha. Es decir, que el que podía cosechar determinada cantidad de yerba tenía que dejar un 20% sin cosechar”, recordó y amplió que “esto condenaba a la pobreza y a la miseria total a los pequeños productores, porque obligaban a dejar un 20% al pequeño productor, igual que al más grande. Pero al grande dejar un 20% no le afecta en su calidad de vida, sin embargo al más pequeño lo deja sin la posibilidad de comer o poder mandar a su hijo a la escuela”.
“Era una decisión que realmente perjudicaba al sector, porque prohibía plantar a todos y le ponía un cupo de cosecha del 20% obligando también a todos, sin ningún tipo de distinción, a dejar yerba en planta”, cuestionó y resaltó: “O sea que nuestra medida es por lo menos mucho más racional, y el debate como mínimo viene desde el 2017. Se viene hablando de esto permanentemente”.
No habrá faltante
Al mismo tiempo, Szychowski subrayó que “la Cámara de Molineros habla de un mito planteando que con esta medida se va a provocar que falte yerba y suba el precio, pero eso no es cierto”.
“La yerba es un árbol que demora, desde que se planta hasta que empieza a producir, entre 4 y 5 años, no es como la soja o el maíz. Entonces, lo que se planta este año va a tener incidencia en los mercados, en volúmenes, dentro de 4 o 5 años”, explicó.
La declaración jurada de viveros demuestra que se han volcado al mercado un total de 61.579.522 plantines en los últimos 7 años, es decir que el sector yerbatero en 7 años ha implantado un equivalente a aproximadamente 20.000 hectáreas.
La Resolución 170 habilita 5 hectáreas nuevas por productor por año a partir de 2022, esto potencialmente representa 45.000 nuevas hectáreas plantadas por año, ya que son más de 9.000 productores.
Esta superficie potencial constituye el doble de lo que se ha plantado en los últimos 7 años. Si a esos números se suma la posibilidad de plantar por año el 2% de la superficie ya inscripta (hoy 177.534,912), son 3.550 hectáreas más, con lo cual se desestima la idea de limitación y prohibición.
Contra el oligopsonio
Sobre el desarrollo general de la cadena yerbatera, Szychowski hizo hincapié en la definición del oligopsonio.
“Es una palabra de hace muchos años trabajada por los economistas. Es justamente cómo se está definiendo hoy el mercado de la yerba mate, que es lo que tratamos de evitar que suceda. Es un tipo de mercado donde hay pocos demandantes aunque sí puede existir una gran cantidad de oferentes”, contó y aseguró que “hay muy pocas empresas grandes que compran yerba. Son industrias muy grandes, las que concentran entre las 10 primeras casi el 80% de las ventas, pero queda una gran cantidad de pequeños productores tratando de vender yerba”.
“El control y poder sobre los precios y las condiciones de transacción reside en los compradores en un oligopsonio. Es una situación de competencia imperfecta. Nosotros vamos a trabajar para que un tipo de mercado como este no exista. Buscamos que todos tengan la posibilidad de trabajar libremente y en igualdad de condiciones poder negociar y no que unos pocos decidan sobre una gran cantidad de pequeños productores que solamente viven de la chacra”, manifestó.
Consultado sobre los motivos que podrían impulsar al sector industrial a cuestionar una resolución que nació por pedido de los productores para que se regulen las plantaciones, el titular del INYM opinó que “eso es porque los industriales quieren tener una gran cantidad de plantaciones de altísima tecnología para cosechar con máquina, autoabastecerse, y desplazar a los pequeños productores. Nosotros queremos que el productor siga arraigado a la tierra, que siga trabajando. No sirve de nada una gran economía yerbatera si no hay una gran cantidad de productores, tareferos y pequeñas industrias trabajando”.
Movilización de apoyo
Finalmente, Szychowski valoró la movilización que realizaron los productores días atrás, llegando desde diferentes localidades de la provincia hasta la sede del INYM, en Posadas, para apoyar la Resolución 170.
“Es algo que nos llena de responsabilidad. No hay que olvidarse que el productor es muy generoso, extremadamente generoso, porque cuando se creó el INYM por la lucha de los productores con sus tractores, ellos dijeron que en la mesa del Directorio debían sentarse todos los sectores porque la yerba es un negocio de todos. Dieron lugar en el seno del Directorio a los demás eslabones de la cadena, y a veces parece que otros sectores se olvidan de la generosidad del sector productivo”, remarcó.
“Nosotros lo que estamos haciendo es darle al sector productivo la entidad y el lugar que se merecen en el INYM y que por diferentes motivos los fueron perdiendo. Vamos a estar trabajando para toda la cadena, para que a todos les vaya bien, a los tareferos, secaderos, productores, molinos, que los consumidores reciban un excelente producto, pero sabiendo que el Instituto fue creado por la lucha de los pequeños productores que estuvieron mucho tiempo en la plaza apoyados por una sociedad que entendió lo que estaba pasando. Ese es nuestro compromiso”, culminó.