Gisela Bruzzone cree que todo lo que inspira “radica en lo que tiene que ver con la infancia, la inocencia y la ternura, creo que mis trabajos tienen esas 3 características. Algo que con los años vamos perdiendo por eso es que en mi caso me produce mucha satisfacción recuperarlas. En nuestra niñez están guardadas todas las partes de lo que hoy somos y mirando allí podemos saber de alguna manera quiénes somos”.
Justamente ella creó unos alhajeros y los pone como ejemplo, porque “sólo debemos guardar cosas importantes y sólo hacerlo en lugares bonitos”.
Si bien Gisela nació en Bahía Blanca, hace 30 años reside en Posadas, tierra que la toma como suya. Le gusta compartir lo que sabe para que otras personas también puedan conectar porque “hacer muñecas es sanador por todo lo que expliqué”. Además dio talleres gratuitos on line y comparte con alegría molderías de diferentes creaciones.
En tiempos de pandemia creó aulas virtuales porque ama compartir.
Caritas gorditas, muñecas pati largas, cachetes sonrosados, rulos, flores, puntillas, todo es romántico y al mismo tiempo muy tierno.
Para Gisela es sentir “una satisfacción muy grande al crear los muñecos” y si bien siempre estuvo relacionada al arte, las manualidades y la pintura, confiesa que “de todo lo que he hecho es lo que más me gustó”.
